Hoy 30 de noviembre se celebra el día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y desde Nara Psicología hemos querido sumarnos y reflexionar un poco en torno a ellos.
Seguro que todas/os hemos escuchado a alguien nombrar un «trastorno de alimentación» y, probablemente, al hacerlo, haya aparecido en nuestro imaginario la imagen de una chica joven, por debajo de peso, a la que calificaríamos de «anoréxica». A pesar de que este perfil se puede corresponder con un tipo de paciente, lo cierto es que las manifestaciones de los trastornos alimentarios son variadas.
A lo largo de este artículo nos gustaría desmontar algunos de los mitos más comunes en torno a ellos. Como avanzábamos en el párrafo anterior, no todas las personas que sufren un TCA están muy delgadas. Es importante tener esto en cuenta pues es un factor que puede dificultar la detección del problema. Del mismo modo, tampoco los TCA afectan únicamente a mujeres jóvenes. Lo cierto es que pueden aparecer en personas de cualquier edad y cualquier género.
En la actualidad, los TCA están recogidos dentro de la clasificación de padecimientos de salud mental y conllevan actitudes, emociones y conductas extremas hacia la imagen corporal y las conductas de alimentación, que pueden traer graves consecuencias a nivel emocional, social y físico. De hecho, son uno de los trastornos de salud mental con mayor tasa de mortalidad.
Los síntomas y signos que pueden estar presentes en estos trastornos son múltiples y variados y pueden incluir pérdidas o ganancias precipitadas de peso, un estado de malnutrición importante, dolor en el pecho, dificultades para respirar, lesiones en la boca, molestias en el estómago, dificultades gastrointestinales, debilidad, fatiga, mareos y desmayo, entre otros.
Otro mito bastante arraigado es considerar que sólo existen dos tipos de trastornos de la alimentación: la anorexia y la bulimia. Actualmente, la clasificación de los distintos tipos de trastornos de la conducta alimentaria incluye los siguientes: anorexia nerviosa, trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta, trastorno por atracón, bulimia nerviosa, trastorno dismórfico corporal, síndrome de rumiación y pica. A todos ellos, se les añaden otras conductas alimentarias de riesgo como son la ortorexia, vigorexia, pregorexia y diabulimia.
Por motivos de extensión no vamos a profundizar en cada uno de ellos en este artículo, pero las/los lectoras/es interesadas/os pueden ampliar la información con bastante facilidad en la red.
Por otra parte, las investigaciones recientes parecen señalar que, en muchas ocasiones, las personas que sufren un TCA presentan otra sintomatología añadida. En concreto, se ha reportado que entre el 55 y el 97% de las personas que son diagnosticadas con TCA recibe al menos otro diagnóstico psiquiátrico (Murcia, 2009 y Zúñiga, 2009). Los trastornos que suelen ir asociados con más frecuencia son trastornos depresivos, de ansiedad y de personalidad. Por este motivo, la recuperación de un TCA puede dificultarse por los problemas del estado de ánimo asociados que pueden aparecer a lo largo del proceso.
A pesar de esto, nos gustaría promover una visión esperanzadora y desmontar otro mito bastante arraigado: el de que las personas con un TCA nunca se curan del todo. Lo cierto es que con el tratamiento adecuado, la mayoría de los casos (entre un 50 y un 60%) se recupera totalmente.
A modo de cierre, nos gustaría recoger brevemente algunos puntos clave extraídos del trabajo publicado por la Academy for Eating Disorders (AED) «9 realidades acerca del peso y los Trastornos de la Conducta Alimentaria» con el objetivo de ayudar a erradicar los estereotipos y educar sobre los TCA y los mitos asociados a ellos:
- El peso está influenciado por múltiples factores (biológicos, psicológicos, sociales, económicos…)
- Existe una compleja relación entre peso y salud. El índice de masa corporal es una medida imprecisa de la grasa corporal y no una medida directa de salud.
- El peso es experimentado por cada persona de una manera única y debe ser abordado con cuidado y respeto.
- Los juicios y la discriminación basada en el peso son frecuentes y tienen importantes consecuencias negativas para la salud.
- Toda la gente, independientemente de su peso, merece un tratamiento equitativo.
- Los trastornos de la conducta alimentaria son definidos por sus pensamientos, sentimientos y conductas. La obesidad no es un trastorno de la conducta alimentaria.
- Los trastornos de la conducta alimentaria afectan a la gente en cualquier peso y figura corporal.
- La restricción alimentaria puede incrementar el riesgo de desarrollar un TCA.
- Una imagen corporal positiva, independientemente del peso, protege contra la alimentación disfuncional y otros problemas de salud mental.
Para acceder al documento completo «9 realidades acerca del peso y los Trastornos de la Conducta Alimentaria» de la AED se puede visitar el siguiente enlace:
https://www.aedweb.org/publications/nine-truths
Referencias
Murcia, F., Cangas A., Pozo, E. Sánchez, M., Pérez, M. (2009). Trastornos de la personalidad en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria. Psicothema, 1, 8-33.
Zúñiga, O. y Padrón, E. (2009). Comorbilidad con ansiedad y depresión en una población pediátrica con trastornos de la conducta alimentaria. Psicopatología y Salud Mental, 14, 9-16.