¿Qué es el ciclo menstrual?
El ciclo menstrual comprende las diferentes fases por las que pasamos cada 28 días (aproximadamente) las personas que menstruamos, en relación con la preparación de nuestro cuerpo para una posible gestación. Está dividido en cuatro fases, en las cuales suceden diferentes cambios fisiológicos que tienen un impacto directo en el funcionamiento y las necesidades de nuestro cuerpo, tanto física como emocionalmente. Si conocemos cómo y cuándo se dan estos cambios fisiológicos en nuestro cuerpo, podemos entender mejor lo que nos sucede y lo que necesitamos en cada momento del mes.
Lo más habitual es que se conozca la fase menstrual, ya que coincide con el sangrado. También se suele conocer la fase premenstrual, ya que es la que suele tener un impacto emocional más incómodo para nosotras y para las personas de nuestro alrededor.
A continuación, vamos a entender por qué esta fase es la más incómoda a nivel emocional y cuáles son las otras dos fases del ciclo de las que no se suele hablar.
Fase dinámica: Preovulatoria o folicular
Esta fase comprende aproximadamente la primera semana después de la fase menstrual o de sangrado. Aumentan los niveles de estrógenos para que los folículos crezcan y los óvulos maduren.
Es el momento del ciclo en el que nos sentimos más enérgicas, vitales y optimistas. Se asocia con la seguridad, la tranquilidad y la claridad mental.
Se suele relacionar con la primavera, la luna creciente y el arquetipo de “la virgen o la adolescente”, que se asocian con esa vitalidad y dinamismo. Solemos sentirnos cómodas en esta fase, entre otras cosas porque está muy adaptada a la sociedad en la que vivimos, centrada en la productividad y en la acción.
Es el momento perfecto del ciclo para hacer actividad física intensa y darle un empujón a las tareas académicas y laborales que tienes pendientes o empezar proyectos nuevos.
Fase expresiva: Ovulatoria
Este es el momento del ciclo de máxima fertilidad y sucede entre el día 11 y 12 después del final del sangrado. Comienza cuando el óvulo sale del ovario y recorre una de las trompas de Falopio, donde se podría encontrar con un óvulo para ser fecundado. A nivel hormonal, aumenta la producción de progesterona y se da el pico más alto de estrógenos, asociado a una sensación de bienestar.
Nos sentimos más sociales y extrovertidas, sexuales y empáticas. Se suele relacionar con el verano, la luna llena y el arquetipo de “la madre”, que se asocian con la extroversión, la empatía y los cuidados.
Es el momento perfecto para estar “hacia afuera”, quedar con las amigas o la familia o hacer todo lo que tiene que ver con el mundo relacional.
Fase creativa: Premenstrual o luteal
Suele tener lugar, aproximadamente, entre el día 21 y el momento de la menstruación. En este momento del ciclo solemos experimentar un cambio repentino del estado de ánimo. Es habitual experimentar ansiedad, irritabilidad y angustia. Solemos sentirnos más decaídas física y emocionalmente, más sensibles y vulnerables. Estamos más conectadas con la parte negativa de las cosas y lo que no nos gusta. Esto tiene que ver con que comienza a aumentar la progesterona y la producción de serotonina estará por debajo de los niveles normales.
Se relaciona con el otoño, la luna menguante y con el arquetipo de “la hechicera”, que se asocian con la caída de las hojas, la bajada de energía y la necesidad de empezar a ir “hacia adentro”.
Suele tratarse de la fase más incómoda porque se manifiestan sensaciones, emociones y conductas más difíciles de manejar tanto para nosotras mismas como para nuestro entorno. Se recomienda no luchar contra ellas y entender estas emociones y sensaciones como parte del proceso cíclico. Esto no quiere decir que ignoremos la información que estas emociones nos traen porque “estamos premenstruales y todo nos molesta”. En muchas ocasiones, estas sensaciones nos están hablando de cosas que necesitamos revisar y que en esta fase nuestro cuerpo aumenta el volumen del malestar. Podemos observar la información que esta fase nos ofrece y tomarnos con calma la intensidad de las emociones que sentimos y la bajada en el estado de ánimo, escuchando lo que vamos necesitando y no luchando contra ello.
Por ejemplo, es posible que en esta fase del ciclo algún comentario de nuestra pareja nos haga responder de una manera “desproporcionada”. Esto nos da información de que algo de lo que nos está diciendo nuestra pareja nos genera malestar y debemos revisar qué está pasando. A la vez sabemos que igual nuestra respuesta tiene “el volumen aumentado” por el momento fisiológico en el que nos encontramos. Esto puede producir que la otra persona no comprenda bien lo que nos ocurre. En estas situaciones, es útil explicarle a nuestra pareja que, por un lado, el hecho de estar en esta fase no le resta legitimidad a que ese comentario nos haya molestado, pero, por otro lado, la reacción esta en ocasiones mediada por el momento fisiológico en el que nos encontramos.
Se denomina la fase creativa, porque es el momento del ciclo en el que tenemos más energía creativa y se suele recomendar, realizar actividades creativas y artísticas ya que nos van a ayudar a gestionar las emociones que aparecen durante esta fase.
Fase reflexiva: Menstrual
En esta fase el endometrio se desprende y esto produce el sangrado. La energía está se orienta hacia el interior. En este momento se agudiza la intuición y la capacidad de estar en contacto con nosotras mismas y nuestras necesidades más profundas. Es un momento para centrarnos en nosotras y hacer ejercicios de introspección y meditación.
Se disminuye la producción de estrógenos, disminuyendo endorfinas y serotonina. También disminuye la hormona sexual.
Se suele relacionar con el invierno y el arquetipo de “la anciana o la bruja”, que se asocian con el recogimiento, la sabiduría y los momentos de cierre y muerte, para dejar espacio a lo nuevo. En ocasiones es difícil adaptarse a las demandas sociales cuando estamos en esta fase, ya que nuestra necesidad de descansar y meditar, entran en conflicto con las demandas laborales, académicas o familiares. Es aconsejable intentar, en la medida de lo posible, darnos esos momentos de soledad, introspección y meditación, que nos van a permitir disfrutar de esta fase.
Es el momento perfecto del ciclo para descansar, meditar, estar a solas y cerrar procesos que tengamos pendientes. Se recomiendo no exigirse pasar demasiado tiempo en la acción y en “el afuera”, ya que nuestro cuerpo está necesitando otra cosa. Esto a veces es difícil porque entra en conflicto de las demandas externas a las que tenemos que responder. Lo mejor en este caso es ser conscientes de ello y darnos en la medida de lo posible, lo que vayamos necesitando.
Ser conscientes de nuestra ciclicidad como personas menstruantes es una herramienta muy poderosa para relacionarnos con nosotras mismas de una forma más saludable. Nos va a ayudar a entender mejor a nuestro cuerpo y a no exigirnos lo mismo en todos los momentos del ciclo, ya que nuestro cuerpo no está funcionando siempre de la misma manera.
*En este texto he tratado de resumir un punto de partida para seguir profundizando en la propia vivencia, ya que cada persona se relaciona con estas fases de una forma diferente, que posiblemente a veces no coincida con lo aquí compartido.
Inés Alonso Apausa.
Psicoterapeuta de Nara Psicología.