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TEMORES COMUNES ANTE EL INICIO DE UNA TERAPIA PSICOLÓGICA

La decisión de comenzar a realizar un proceso terapéutico puede suponer diversas dudas. El miedo, la ambivalencia y la vergüenza suelen estar presentes.

Todas las personas en algún momento de nuestra vida podemos experimentar alguna situación, algún problema o el deseo de mejorar la propia salud mental que nos haga plantearnos la opción de realizar una terapia psicológica. Hoy en día, en el año 2020, ha mejorado bastante la opinión y la cultura popular sobre la importancia de la salud mental; pese a ello, sigue relegada a un segundo plano en muchas ocasiones y aún con demasiada frecuencia sigue habiendo estigma alrededor de la terapia psicológica. Esta es una de las dificultades a las que pueden enfrentarse algunas personas cuando se plantean la opción de iniciar este tipo de procesos.

El concepto de salud que recogió la Organización Mundial de la Salud en 1946 fue el completo bienestar físico, psíquico y social y no solo la ausencia de enfermedad. Hoy en día sabemos que la salud de cada persona está relacionada con diversos factores biológicos, sociales, ambientales, económicos y con el estilo de vida, entre otros. Si además hablamos de salud mental también está influenciada por múltiples factores biológicos, ambientales, emocionales, etc.  La salud física y la salud psicológica están mantienen una relación bidireccional y es complejo que una exista sin la otra.

El bienestar personal no se concibe como una meta, sino como un viaje, como un proceso. Uno de los miedos que encontramos en las personas son las dudas sobre la efectividad de la terapia y el tiempo necesario en este proceso. La terapia requiere compromiso y esto choca en muchas ocasiones con la impaciencia por lograr estar /sentirse mejor. Incluso después de dar el primer paso al reconocer la necesidad o el deseo de apoyo psicológico, pueden surgir una serie de preocupaciones o dudas que son completamente válidas y habituales.

  • Estigma social y opiniones de familiares y amistades: buscar apoyo por parte de profesionales de la psicología implica reconocer que en ese momento se está enfrentando a alguna situación que le está costando o no sabe cómo manejar. Algunas personas sienten temor a ser juzgadas de forma negativa por buscar ayuda y ser etiquetadas como “débiles” o “locas”. Normalicemos la terapia. Comenzar un proceso terapéutico no significa que haya algo mal en ti, sino que indica que quieres cuidar tu salud mental y sentirte mejor.
  • Pensamientos desde el miedo: muchas personas creen que no están suficientemente mal para ir a terapia. No hay un momento ideal para ir a terapia y habitualmente se suele esperar hasta que ya no se puede más.
  • Miedo al tratamiento: la terapia es un espacio en el que afloran o se muestran las propias vulnerabilidades. Se comparte información muy personal y privada con otra persona que, en un primer momento, es extraña. La relación terapéutica es uno de los pilares del tratamiento y en ella, como en cualquier otra, se necesita tiempo para establecer la confianza. Es natural sentir temor inicialmente por cómo será percibida la persona por parte de la o el terapeuta. La relación terapéutica va más allá de los juicios y los prejuicios. Es un espacio seguro en el que cada profesional acompaña para mirar lo vivido con ojos nuevos. Puedes hablar de tus miedos sobre la terapia en terapia, exponer qué te asusta de comenzar un proceso terapéutico.
  • Miedo a las emociones: al iniciar el proceso terapéutico se plantean diversos objetivos y es necesario saber de dónde viene cada persona para entender el punto en el que está y hacia dónde le gustaría dirigirse. Este proceso puede implicar volver a visitar experiencias dolorosas o traumáticas. El miedo a revivir emociones que han resultado dolorosas en la historia vital puede estar presente. La buena noticia es que en ese espacio seguro la persona está acompañada y es un lugar de cuidado con una persona experta.
  • Dudas sobre la eficacia de la terapia para ayudarte: la mayoría de las personas que llegan a la consulta suelen estar en un momento complejo, en momentos de desesperación, miedo o desesperanza. La terapia aún es algo desconocido para muchas personas por lo que es de vital importancia compartir las dudas y temores con la o el terapeuta, ya que de esta manera podrán acompañarte en el camino abordando las dudas y temores; o explicando aquello que no entiendas.
  • Las autorrevelaciones: en un proceso terapéutico las personas pueden sentirse expuestas, ansiosas o incómodas por expresar información personal que le produce angustia o vergüenza. Por compartir experiencias que, a veces, las personas sienten que sólo ellas han vivido. Las y los profesionales de la psicología escuchamos muchas historias personales y la de cada persona es única, pero a la vez tiene puntos en común con lo que han podido vivir otras personas. Sea como sea, las y los profesionales no te van a juzgar. Tu historia vital es importante.

Reconocer que se necesita ayuda de otra persona, de una o un profesional, puede parecer que se está admitiendo que se tienen dificultades para lidiar con la situación actual, con ciertos problemas presentes o que vienen de tiempo atrás y esto puede hacer que las personas se sientan vulnerables llegando a dificultar dar el primer paso.

Si te sientes nerviosa o nervioso por plantearte comenzar una terapia, no estás sola. Buscar apoyo, para muchas personas, es un esfuerzo que requiere un compromiso con ellas mismas y una inversión en su bienestar general. Hay “riesgos” inherentes: es posible que, al principio, no se sientan bien o sea complicado exponerse. Esta angustia inicial puede convertirse en un alivio significativo más adelante. Eres valiente por querer dar ese paso incluso con miedo. Tienes derecho a desear tu bienestar.

 

Laura Rodríguez-Mondragón

Psicóloga en Nara Psicología

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