¿NECESITO ALGÚN MEDICAMENTO PARA MI ANSIEDAD?

“Tengo ansiedad”, “qué estrés”, “no puedo con tanta ansiedad”. ¿Cuántas veces has oído algo así en la última semana? Me arriesgaría a decir que muchas. Puede que seas tú quien se identifica con estas frases o quizás una o varias personas de tu entorno. Lo que está claro es que cada vez es más habitual hablar u oír hablar sobre ansiedad.

Algunas personas notan síntomas físicos en el cuerpo como la sensación de agitación, nerviosismo, tensión, el aumento del ritmo cardiaco o de la respiración, temblores o sudoración; otras se encuentran con dificultades para conciliar el sueño o con problemas digestivos; otras no consiguen concentrarse o se bloquean… Señales que cada vez más habitualmente relacionamos con la ansiedad. Y si en algo suelen estar de acuerdo las personas que conviven con la ansiedad, es en el malestar y las molestias que les causan en su día a día y en el deseo que esta desaparezca. ¡Y aquí es dónde aparecen los famosos medicamentos!

Al igual que nos vamos acostumbrando a escuchar frases como “Tengo ansiedad”, “qué estrés”, “no puedo con tanta ansiedad”; estas cada vez van más unidas a otras del estilo “no sé qué haría sin mis pastillas”, “los medicamentos para la ansiedad son parte de mi día a día”, “necesito tomarme un ansiolítico”… Esto se debe a que cada vez es más habitual la medicalización de la vida, y más en concreto la medicalización del malestar emocional, que tiene más que ver con “estar o sentirse mal” que con una enfermedad concreta. Los conflictos en el trabajo, en casa, con nuestro entorno; nuestro ritmo de vida; las presiones sociales etc., problemas que tienen un origen social y muchas veces se manifiestan a través de la ansiedad pasan directamente a ser abordados de forma médica. Pero… ¿realmente estamos solucionando el origen del problema o simplemente estamos silenciando la alerta? Veámoslo con un ejemplo.

Imagínate que estás conduciendo tu coche por un camino estrecho donde hay baches, vegetación y rocas alrededor. El sensor de proximidad de tu coche estará continuamente pitando ya que detecta situaciones que pueden causar daños o poneros en peligro. Tú te cansas de tanto pitido y decides silenciar esa alerta. Ahora ya no sientes el malestar que te causaba el pitido, sin embargo, la situación adversa no ha desaparecido y ahora no eres tan consciente como antes de ello. Lo mismo pasa cuando sentimos ansiedad y tomamos un medicamento, el malestar desaparece, eso es cierto, pero la causa por la que se activó continúa y esto puede generar una falsa ilusión de que todo está solucionado; y esta ilusión a su vez nos puede hacer adquirir una actitud pasiva ante los problemas derivada de no sentir ya el malestar producido por la alarma que nos avisaba de ellos.

De aquí la importancia de intervenir desde un modelo biopsicosocial, donde se tenga en cuenta no solo la parte biológica sino también la psicológica y la social. Poder escuchar a la persona, pararnos a explorar su historia y ver la importancia que tiene para ella su contexto social y cultural. Con esta mirada más amplia podemos entender mejor qué es lo que estamos viviendo y dónde está el origen de la ansiedad, de esa alerta que viene a avisarnos de que algo no está funcionando bien en nuestra vida, y así, convertirnos en agentes activos de nuestro propio cambio.

Entendiendo que nos quiere decir nuestra ansiedad podemos aprender a gestionarla y en muchos casos no llegaremos a necesitar de la medicación para silenciarla. Y en el caso de necesitarla es importante que esta indicación venga de una persona profesional que conozca tu caso en profundidad y valore el uso de los medicamentos mientras trabajas el origen de la ansiedad.

¿Te has identificado con este artículo? ¿Tienes altos niveles de ansiedad y no sabes cómo gestionarlos?

Desde Nara Psicología podemos ayudarte a gestionar tu ansiedad mientras trabajamos sobre su origen para que puedas identificar y entender por qué está apareciendo. Para ello evaluamos de manera completa tu caso desde una perspectiva integral, para así poder acompañarte de la manera que mejor se adapte a tus necesidades, teniendo en cuenta que la medicación puede ser un recuso para algunos casos, pero no la solución definitiva a tu malestar.

Si quieres empezar a trabajar sobre tu ansiedad, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.

 

Virginia Mayor Ortega

Psicóloga en Nara Psicología

 

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