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¿Mascotas o hijos e hijas?

Si observáis a vuestro alrededor ¿diríais que hay más familias con hijos e hijas o más hogares con mascotas?

¿Qué pensaríais si os digo que en una ciudad como Madrid es el doble de probable cruzarse con una persona paseando un perro que a una pareja con un carrito con bebé?

Quizás nos sorprendería, pero, quedándonos en el ejemplo si le damos un vistazo a los datos encontramos lo siguiente: según datos del Ayuntamiento de Madrid habitan 282.315 perros frente a 152.009 niños y niñas de entre 0 y 4 años.

Vamos a ver algunos datos más aumentando la escala:

  • A nivel nacional, en cifras del INE, encontramos 6.265.153 menores de 14 años frente a los 13 millones de mascotas que aporta la Red Española de Identificación de Animales de Compañía. Cifras que no son completamente exactas ya que muchos animales siguen sin registrarse a pesar de ser obligatorio.
  • Dato que incluso crece hasta los 28 millones según un estudio de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC), contando réptiles, pájaros y pequeños mamíferos como conejos, ratones o hurones, con lo que se cuadruplicaría el numero de niños y niñas.

En definitiva, los datos nos dicen que de media el 11 % de las familias cuenta con menores de 5 años frente al 40 % de hogares en nuestro país que tendría al menos un animal de compañía.

Pero, ¿por qué?

Encontramos distintos factores: de tipo económico, sociocultural en cuanto a la visión de los animales y los que tienen que ver con la soledad.

 

Si tenemos en cuenta factores económicos podemos darnos cuenta como el nivel económico y/o laboral ha empeorado en los últimos tiempos tras las crisis económicas que hemos vivido. Esto desemboca directamente en que muchas familias no tengan la suficiente independencia económica como para poder plantearse formar una familia.

Ante esta situación, y dado que las personas necesitamos relacionarnos, muchas personas como alternativa optan por los animales.

Así, las mascotas vendrían a rellenar ese hueco. Ya que mientras el gasto de un hijo o hija se sitúa de media en 350-420 € al mes durante el primer año de vida, cantidad que crece con el paso de tiempo. El mantenimiento de un perro asciende a unos 37 € de media.

Además, en cuanto a los factores socioculturales, se va produciendo un cambio de paradigma en el que pasamos de ver a los animales con unas funciones concretas a pasar a ser miembros de la familia o compañeros de vida.

El que el Congreso tomase en consideración una proposición de Ley en la que los animales dejan de ser considerados cosas y sean reconocidos como seres sintientes en la legislación española apoya esta idea del cambio en como vemos a los animales y, en concreto, los animales de compañía.

Los datos que nos ofrecen las protectoras de animales también reflejan esta tendencia, ya que el año pasado recogieron en nuestro país alrededor de 268.000 perros y gatos abandonados, un 6,7 % menos que el año anterior. Y esto a la par que aumentan ligeramente las adopciones. Realidad que refuerza la idea de la mayor sensibilización hacia los animales.

Si cruzamos estos factores económicos y sociales encontramos una generación como los millenials, que se convierte en el grupo de población con más animales de compañía y a la vez las tasas de natalidad más bajas.

A todo esto, hay que sumar los factores relacionados con la soledad, ya que en un país como el nuestro 4.732.000 personas viven solas, lo que supone el 10 % de la población, según los datos de la Encuesta Continua de Hogares publicada por el Instituto Nacional de Estadística.

Soledad que se ha visto agravada durante la pandemia, en la que pudimos ser testigos de noticias que hablaban del aumento de adopciones de perros para poder salir varias veces al día durante el confinamiento estricto.

Más allá de estos titulares, sí encontramos datos como los que aporta la ANFAAC que registra un aumento en la cifra de animales en hogares durante el confinamiento. Junto con los datos de facturación para el año de la pandemia en España de 1.700 millones de euros para el sector de la sanidad y nutrición animal, la cifra más elevada de su historia.

Esta situación favorece que se elija la compañía de animales domésticos, ya que como señala Steven Feldman, director ejecutivo de The Human Animal Bond Research Institute, «la investigación científica muestra que las mascotas tienen un impacto positivo en nuestra salud y bienestar […], cómo el vínculo humano-animal puede desempeñar un papel clave para ayudar a aliviar la soledad y el aislamiento social».

 

Pero, ojo, no es oro todo lo que reluce

Encontramos, como decíamos, que las mascotas vendrían a rellenar el hueco de hijos e hijas, pero el compromiso con una mascota es mucho menor que el de un padre o madre con hijos o hijas, y por lo tanto es una responsabilidad totalmente incomparable.

Aquí se genera el problema cuando las personas quieren tratar a los animales como bebés, lo que suele traducirse en la falta de limites para el animal, sin castigar cuando se porta mal ni enseñar como corresponde, lo cual no será bueno para ninguna de las dos partes.

Con todo, asistimos a una realidad en la que cada vez más aparecen más servicios exclusivos para animales como hoteles, cines, restaurantes o incluso academias de doga (una especie de yoga para ir con tu perro). Además de esta proliferación de espacios pet-friendly, también hay cada vez más espacios adults only.

No nos olvidemos de reflexionar acerca del lugar que queremos que ocupen los animales para que podamos disfrutar de su compañía y los beneficios que aportan sin caer en que se conviertan en meros parches de la necesidad de ser padres o madres en una sociedad en la que, quizás serlo, es cada vez más difícil.

 

Jorge Moreno – Psicólogo de Nara psicología

 

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