Límites en la adolescencia ¿y ahora qué?

Como veíamos en el artículo anterior “La adolescencia ¿quién dijo miedo?”, la adolescencia podía ser una etapa compleja y atemorizante para quien se encuentra a cargo de adolescentes.

Era importante reconocer y aceptar que hay muchas cosas que ya no se encuentran bajo control de padres y madres en relación a la vida adolescente; y no sufrir por ello brindando confianza y autonomía a nuestro hijo o hija.

Es su momento de aprender y emprender su propio camino, el cual podemos acompañar desde una escucha activa. Siendo permeables a sus preocupaciones y aportando reconocimiento y respeto a sus elecciones.

Esto es fantástico, pero, ¿y qué pasa si sus elecciones y autonomía chocan con las normas de la casa, de los centros educativos o directamente, de nuestra sociedad?

Vamos a darle un vistazo a las claves que será importante tener en cuenta a la hora de poner límites y consecuencias, así como las adaptaciones necesarias de dichos límites cuando transitamos de la infancia a la adolescencia.

Los límites, como ya hemos mencionado en otros artículos, son muy importantes y necesarios en la medida de que aportan un entorno predecible. No obstante, los límites tienen que evolucionar y crecer con la persona o se convertirán en asfixiantes y fuentes de conflictos.

Durante la adolescencia cobra especial relevancia:

  • Los límites democráticos. Hablábamos de confiar en las capacidades de los y las adolescentes. Su capacidad crítica y pensamiento abstracto despegan en este momento empujando a hacer las cosas a su modo. 

Teniendo claro que la última palabra debe pertenecer a padres y madres resulta positivo poder acordar, debatir y reevaluar los límites y normas valorando, también, el punto de vista adolescente.

  • Ceder la responsabilidad. También mencionábamos la autonomía que marca este periodo evolutivo, durante el cual se sale de la zona de confort para hacer por uno o una misma multitud de nuevas cosas.

Es por ello que va siendo el momento de que, a la par de que ganan autonomía, también vayan tomando la responsabilidad de sus acciones. Sin olvidar que la responsabilidad es incómoda, mientras le preocupe a otra persona no tomamos la responsabilidad.

  • Límites pre-establecidos y realistas. Si ya era importante durante la infancia que se conociesen de antemano los límites y las consecuencias de los comportamientos de cara a fomentar la toma de decisiones y la tolerancia a la frustración, en la adolescencia será nuclear.

Es ahora cuando aquello de “acompañar cuando emprenden su propio camino” se lleva a la práctica. Es el momento de aprender que las acciones de cualquier persona tienen siempre alguna repercusión, positiva o negativa, tanto en casa como fuera del ámbito familiar y que esto depende en ultima instancia de la decisión de cada cual.

Con todo lo expuesto se trata, desde el conocimiento de los hitos evolutivos y con un puñado de claves, de evitar o prevenir en la medida de lo posible los conflictos que suelen aparecer durante la adolescencia.

En posteriores artículos trataremos de dar respuesta a qué hacer cuando ya tenemos conflictos y nos encontramos, más o menos, ante una guerra abierta con el o la adolescente con que convivimos.

Jorge Moreno – Psicólogo de Nara Psicología

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