¿Conoces a alguien que no tenga redes sociales? Hoy en día prácticamente toda la población tiene, convirtiéndose en una parte integral de nuestras vidas. Su uso principalmente está extendido a adolescentes y jóvenes, pero también es una realidad que muchas personas adultas utilizan este tipo de redes.
Y es que a priori son una buena herramienta, nos abren una ventana al mundo y nos permite estar en conexión y comunicarnos con amigos/as, familiares y personas que se pueden encontrar a una gran distancia y con las que de otra manera no podríamos haber interactuado. De hecho, esto se hizo más notable durante la cuarentena, donde a pesar de tener la imposibilidad del contacto físico, sí que podíamos ponernos en contacto de manera digital, permitiendo así no sentirnos en soledad y tener más cerca a nuestros seres queridos.
Sin embargo, cada vez más estudios demuestran que este acceso constante y la incesante exposición a estas plataformas puede tener implicaciones negativas sobre nuestra salud mental.
La conexión digital y su impacto
Como hemos comentado, las redes sociales nos proporcionan una vía para para mantener conexión virtualmente, pero también pueden generar ansiedad y estrés. Esto es porque la constante necesidad de estar pendientes de la actualidad y de recibir likes y comentarios puede llevar a que nos comparemos socialmente con otras personas, generando así una sensación de inadecuación. Sintiendo presión por mostrar una versión idealizada de nuestras vidas, lo que puede hacer que aumente la ansiedad y la sensación de no estar a la altura de las expectativas. Además de esta presión por mantener una imagen perfecta, la exposición continua a contenido negativo y a los conflictos que se generan por la red puede contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad y depresión.
Al hilo de esto que estamos comentando, las redes sociales muestran una versión editada y filtrada de la realidad. Las personas comparten los aspectos más destacados de sus vidas pudiendo llevar a una percepción distorsionada de lo que es “normal” o alcanzable. Y ya no solo de sus vidas, también de su aspecto físico, subiendo fotos editadas que generan unos cánones físicos inalcanzables. Este hecho de ver solo partes idílicas de las vidas de las personas a través de las redes puede afectar negativamente a nuestra autoestima y confianza. Generando entre otras cosas problemas de autoimagen, ya que nos comparamos solo con esas representaciones idealizadas y fraccionadas de la realidad.
Cabe decir que aunque hemos hablado de la posibilidad que nos dan las redes sociales de estar conectados como algo positivo, también puede tener ciertas implicaciones negativas. Y es que puede tener un efecto perjudicial en nuestras relaciones cara a cara, ya que el exceso de nuestro tiempo invertido en línea puede disminuir la calidad de nuestras interacciones personales y afectar a nuestra habilidad para establecer relaciones significativas fuera del entorno digital.
Estrategias para un uso saludable de las redes sociales
Es por eso esencial que mantengamos un equilibrio saludable en el uso de las redes sociales para proteger así nuestra salud mental. Algunas estrategias que podemos poner en marcha para encontrar ese equilibrio incluyen establecer límites de tiempo, practicar la desconexión digital, fomentar relaciones fuera de línea y saber seleccionar nuestras conexiones online.
En definitiva, las redes sociales son herramientas poderosas que pueden influir significativamente en nuestra salud mental. Es por ello fundamental ser conscientes de cómo las utilizamos y cuál es su impacto en nuestra vida diaria. Mantener un equilibrio saludable y buscar apoyo profesional si es necesario es crucial para preservar nuestra salud mental en la era digital. En Nara Psicología, tenemos el compromiso de ayudarte a navegar por el mundo digital de manera saludable y equilibrada. Si sientes que las redes sociales están afectando tu bienestar emocional, no dudes en contactarnos te brindaremos el apoyo y las herramientas necesarias para proteger y mejorar tu salud mental en esta era digital.
Laura Pereda Calvo
Psicóloga en Nara Psicología