Día Mundial de la Felicidad

El próximo sábado 20 de marzo se celebra el Día Mundial de la Felicidad. Desde Nara Psicología queremos sumarnos a esta celebración con especial cariño, puesto que Nara, el nombre escogido para el centro, es una palabra que proviene del griego y significa feliz, que tiene felicidad.

Elegimos este nombre pues consideramos que el fin último de la terapia para las personas que acuden a ella es poder sentirse más felices, poder construir una vida más plena y feliz. Pero…¿a qué nos referimos realmente cuando hablamos de felicidad? A lo largo de este artículo intentaremos profundizar sobre ello.

El origen de la celebración de este día se remonta al año 2013, año en el que la Asamblea General de Naciones Unidas propuso conmemorarlo, reconociendo así la relevancia de la felicidad y del bienestar como aspiraciones universales de las personas y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno.

Desde un punto de vista cultural, la palabra felicidad comporta diferentes significados (Muratori, Zubieta, Ubillos, González y Bobowik (2015). El sociólogo francés Ruut Veenhoven, uno de los pioneros en el estudio científico de la felicidad, la describe como: “el grado en el que una persona evalúa positivamente la calidad de su vida actual en su conjunto. En otras palabras, cuánto le gusta a una persona la vida que lleva” (Veenhoven, 2001).

El mismo autor, explica que la felicidad es como la salud en tanto en cuanto depende de los genes, del medio y del estilo de vida. Y tras dedicar décadas al estudio de la felicidad en las distintas naciones, concluye que no está necesariamente ligada al nivel de desarrollo de un país determinado.

Para Veenhoven, es posible fomentar la felicidad de las personas a través de distintas estrategias, tales como:

– fomentar la libertad, de manera que las personas puedan escoger la forma de vida que mejor va con ellas

– informar a las personas de resultados relevantes en torno a los estudios sobre felicidad, del mismo modo que se hace con otras áreas de salud, tales como la nutrición

– invertir en salud mental, facilitar el acceso a la salud mental de todas las personas

Desde una perspectiva psicológica, en los estudios iniciales sobre bienestar en psicología se han distinguido siempre dos grandes tradiciones: hedónica y eudaimónica. Así, desde la tradición hedónica, el bienestar se definiría en términos de logro de placer y de evitación de dolor mientras que desde el enfoque eudaimónico, estaría centrado en la autorrealización de la persona y su grado de funcionamiento más o menos pleno.

Boniwel y Ayers (2013) van más allá de esta dicotomía y proponen utilizar el término felicidad en un sentido más amplio, como un concepto que incluya nociones como bienestar subjetivo, psicológico, salud o crecimiento personal.

Esta propuesta tiene más relación con el primer modelo multidimensional del bienestar psicológico, propuesto por Ryff (1989) que desarrollaremos brevemente a continuación. Este modelo consta de las siguientes seis dimensiones a través de las cuales evaluar el grado de bienestar psicológico de una persona:

  1. Auto-aceptación. Esta dimensión recogería la importancia de desarrollar una actitud positiva hacia una/o misma/o y de aceptación de los distintos aspectos de la persona y de las experiencias vividas.
  2. Relaciones positivas con otras/os. Esta segunda dimensión se basa en la importancia del establecimiento de vínculos estables y de confianza que nos permitan sentir empatía, afecto e intimidad, con el fin de sentirnos identificadas/os y comprendidas/os por otras/os.
  3. Autonomía. Relacionada con la independencia y la capacidad de autodeterminación
  4. Dominio del entorno. Está relacionada con las habilidades de las personas para elegir o crear ambientes favorables en los cuales poder satisfacer necesidades y valores propios.
  5. Propósito en la vida. Relacionada con la posibilidad de otorgar sentido a las experiencias presentes y pasadas y con la comprensión del propósito de vida.
  6. Crecimiento Personal. Entendido como el interés por ir desarrollando el potencial propio y crecer como persona, evolucionando a lo largo del tiempo.

En resumen, parece que la felicidad tiene un componente más individual y otros más relacionales o sociales y que, en última instancia, está relacionada con la posibilidad de ir desarrollando el propio potencial y crecer como persona en compañía de otras/os.

Por último, no queríamos dejar de mencionar  la importancia de evitar, en la búsqueda de una felicidad permanente, caer en una positividad tóxica, con frases del tipo «no es para tanto, podría ser peor», «sonríe siempre» o «no te preocupes, sé feliz» cuando alguien o nosotras/os mismas/os estamos atravesando una etapa difícil.

Nos parece importante recordar que enfadarse, estar triste o tener miedo no es malo, es humano y necesario. Y necesitamos poder dar espacio también a estas emociones, permitirnos sentirlas y expresarlas puesto que forman parte de nosotras/os.

Elena Taranco Pérez

Psicóloga en Nara Psicología

Referencias

David, S. A., Boniwell, I., & Conley Ayers, A. (Eds.). (2013). Oxford library of psychology.The Oxford handbook of happiness. Oxford University Press

Muratori, Marcela, Zubieta, Elena, Ubillos, Silvia, González, José Luis, & Bobowik, Magdalena. (2015). Felicidad y Bienestar Psicológico: Estudio Comparativo Entre Argentina y España. Psykhe (Santiago)24(2), 1-18.

Ryff, C. D. (1989). Happiness is everything, or is it? Explorations on the meaning of psychological well-being. Journal of Personality and Social Psychology, 57, 1069-1081.

Veenhoven, R. (2001). What we know about happiness. Ponencia presentada en el diálogo “Gross National Happiness”, Woudschoten, Zeist, Holanda.

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