Recomendaciones desde Nara Psicología para mantener un equilibrio en la convivencia diaria.
Phillippe Caille hizo famosa la expresión “Uno más uno son tres” en su obra de título homónimo, refiriéndose al contexto de una terapia de pareja. Se trata de una frase idónea para referirse a los fenómenos que pueden experimentarse en el escenario actual, en el que numerosas parejas se ven aisladas como medida de prevención para evitar la propagación del covid19. La suma de dos personas da como resultado un tercer elemento que debemos cuidar: nuestra relación.
Desde Nara Psicología tenemos en consideración que existen diversos tipos de parejas, con diferentes modelos de funcionamiento internos y estrategias para afrontar dificultades.
En términos generales, puede existir la creencia popular de que “pasar tiempo juntos/as hace que la relación se fortalezca”. Sin embargo, actualmente este “tiempo juntos/as” no se ha escogido voluntariamente y comprendemos que cuando algo nos viene impuesto y escapa de nuestro control, es fácil sentirse más vulnerables a las adversidades de nuestro día a día. Concretamente, en una relación de pareja, ciertos escollos pueden colarse en nuestros hogares como un elefante en una cacharrería y poner todo patas arriba si no prestamos atención a algunos aspectos sustanciales.
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La escalada de conflictos y dificultades en la comunicación:
Las discusiones dentro de la pareja son oportunidades para entrenar nuestras estrategias de resolución de problemas.
La situación que estamos viviendo facilitará que experimentemos frustración, que nos sintamos incapaces de avanzar, de mantener un equilibrio. Cuando esto suceda, deberemos ser conscientes de que nuestro YO niño/a está haciéndose presente. Su presencia suele venir acompañada de miedos.
Dos niños/as cargados/as de miedos intentando comunicarse de manera funcional a través del reproche o la frustración es una empresa ardua sino imposible de llevar a buen puerto.
Para conseguirlo, recomendamos que reconozcamos estos miedos a nuestra pareja y desde ese miedo, le traslademos nuestras necesidades. Puestas las cartas sobre la mesa, deberíamos abrazar los miedos de nuestra pareja y validarlos, para que se sintiera acompañada. Cuando el miedo no se comparte y nos lo agenciamos como algo propio, existe el riesgo de que los mensajes del otro/a se confundan y malinterpreten, sembrando confusión y desconfianza en el vínculo con él/ella.
- Ejemplo de comunicación desde el reproche o/y hostilidad:
“! Pues si estás tan cansada de estar encerrada, vete a comprar una barra de pan pero no la pagues conmigo! Yo también estoy igual y no me quejo tanto”
- Ejemplo de comunicación desde la transmisión de nuestros miedos a la otra persona:
“Cuando me has dicho que estabas cansada de estar encerrada, he interpretado que lo que realmente te cansaba era “estar encerrada conmigo” y he sentido miedo por estar fallando, por no estar a la altura”.
Las dificultades en la comunicación pueden soslayarse a través de un ejercicio de empatía y respeto por la regulación emocional de cada persona. Cuando nos sentimos optimistas y alegres, intuimos que nuestro compañero/a debe experimentar las mismas emociones, al mismo tiempo, y en el mismo grado de intensidad. A lo largo de nuestra relación ya hemos comprobado que esto no tiene por qué ser así, y ahora más que nunca, debemos tenerlo muy presente. Si esperamos que nuestra pareja se sintonice con nuestras emociones las 24 horas del día, probablemente padezcamos una alta frustración que derive en una expresión emocional descompensada.
Ambos/as estáis desarrollando vuestros procesos de duelo personales con respecto a actividades o rutinas que antes podíais desarrollar y ahora os son negadas. Un duelo es un proceso por el cual sentimos aflicción y tristeza, y cada proceso es diferente. En esta primera fase de la cuarentena, puede servirnos de ayuda compartir verbalmente estos duelos con nuestra pareja y transmitirle cómo nos sentimos con respecto a la incertidumbre de esta crisis.
Una propuesta que podemos llevar a cabo para hacerle ver al otro/a que somos conscientes de la situación excepcional que estamos viviendo y que estamos a su lado, acompañando, es variar los apelativos cariñosos que solemos utilizar. Si en lugar de “amor”, “cariño”, comenzamos a usar otras formas de denominarnos como, “perla”, “tarzán”, “cookie”, etc… es probable que ayude a distender el ambiente. Éstas deberían re-formularse a través de una negociación previa, siempre aludiendo al humor como recurso para facilitar el diálogo.
Compartir con el otro/a recursos que nos hayan resultado eficaces para combatir situaciones de tedio: alguna canción, la lectura de un artículo, un baño caliente, un vídeo cómico, etc… Siempre teniendo en cuenta las diferencias que os separan en cuestión de gustos, pero que también os enriquecen.
Por último, conviene resaltar que no estamos comprometidos/as a actuar siempre de una manera equitativa en lo que respecta a salidas a la calle para pasear a la mascota, ir al mercado, etc… Es probable que alguna de las dos personas lo necesite más que la otra, o que prefiera quedarse en casa. Esto supone una nueva oportunidad para tener una conversación y negociar soluciones pactadas.
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La monotonía:
Según el DRAE la palabra monotonía viene del griego μονοτονία (monotonía). La palabra μονοτονία está formada del μόνος (monos), solo, único; solitario, aislado, abandonado, separado o apartado de alguien y τόνος (tonos), tono; tensión; ritmo, modo (musical), o sea falta de variedad.
Ésta es una de las redes más comunes en las que puede caer una pareja, aunque, habitualmente, lo hace sin darse cuenta, de manera progresiva.
Bajo la restricción de movilidad física dentro de nuestros domicilios a raíz del protocolo de seguridad contra el COVID19 la monotonía se puede instaurar en nuestra relación de un modo más rápido e imperceptible. Es fácil que la “falta de variedad” se instale en nuestra casa cuando no puedes salir de ella y te acompaña físicamente la misma persona.
Podemos realizar ejercicios diversos para evitarla, pero siempre y cuando éstos se encuentren alineados con nuestra activación emocional.
Desde Nara ofrecemos diferentes alternativas para combatir la monotonía en la cuarentena:
- Dejarnos post-it en diferentes lugares de la casa con mensajes positivos. Con estos “micro-regalos” estamos transmitiendo a nuestra pareja que “estamos pendiente de ella, que nos importa su bienestar emocional”.
- Probar nuevas recetas que no hayáis realizado antes. De manera simbólica, estáis nutriendo vuestra relación de un modo que tal vez el agobio y las prisas normales del día a día no posibilitaría.
- Permitir que la otra persona comparta alguna afición especial contigo (observar juntos/as libros sobre pintura, escuchar juntos un podcast sobre Historia, autocuidados mutuos, masajes, etc…).
- Bailar juntos/as. El baile genera endorfinas en nuestro cerebro y hace que nos sintamos conectados/as con nuestra pareja.
- Hacer ejercicio físico de manera colaborativa. Que la otra persona se convierta en nuestro/a entrenador/a personal puede amenizar la prácticas de ejercicio físico.
- Intercambio de roles. Durante un tiempo negociado tú eres él/ella y él /ella eres tú. Este ejercicio puede favorecer la empatía.
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La sexualidad:
Como en cualquier otro momento, la sexualidad no deja de ser un área compleja y muy diversa según la persona y/o pareja.
Existe una creencia generalizada de que “a mayor tiempo libre, mayor probabilidad de encuentros sexuales”. Puede que haya casos en los que esto ocurra, pero también hay muchos otros en los que el internamiento provoca un efecto disuasorio pues nos encontramos estresados/as, preocupados/as, y con una energía más baja de lo habitual.
Aunque disfrutar de las relaciones sexuales con nuestra pareja puede ser algo maravilloso y muy satisfactorio además de desestresante, también podemos validar que no nos encontramos en esa predisposición y permitirnos la licencia de reducir el número de contactos eróticos sin sentir culpa por ello.
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La fusión de espacios:
Aunque la coyuntura no lo fomente (dimensiones de nuestra casa, periodos de inactividad laboral, etc…) es importante que sepamos “separarnos” físicamente de la otra persona y atender nuestra singularidad.
Mantener espacios propios, en los que establezcamos límites con el espacio de la otra persona, ayudará a preservar nuestra individualidad.
Somos personas íntegras y valiosas independientemente de la relación que mantenemos con nuestro/a compañero/a. Esto nos debe ayudar a cuidar nuestra “parcelita de intimidad” con el orgullo y la tranquilidad de quien se está cuidando y queriendo a sí mismo/a. Sólo así lograremos querer y cuidar a los demás.
Para ello, podemos establecer rutinas con horarios de comidas, de ocio compartido, etc… y combinar así momentos “en pareja” con los “momentos conmigo mismo/a”.
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Cuidar nuestro hogar:
En una situación de cuarentena, el entorno en el que convivimos debe encontrarse bien acondicionado, despejado. Mantener una buena ventilación para evitar la concentración de olores y crear una atmósfera saludable.
Es el momento de realizar excepciones a nuestro comportamiento habitual en casa, usando para comer el mantel de ocasiones especiales, bebiendo en una copa en lugar de en nuestro vaso habitual, encendiendo unas velas, sacando unas sillas a la terraza para tomar el aire, hacer una limpieza general que nos transmita sensación de confort y calidez, etc…
La música como elemento protagonista para autorregular nuestras emociones también puede formar parte de este escenario. Podemos utilizar música que nos “active” a primera hora de la mañana, así como una música más relajante según se vaya haciendo de noche.
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Por último, recapitular:
Aunque nos encontremos en la primera fase de la cuarentena con apenas 48h de encierro en casa y parezca prematuro hablar de la “superación de la crisis”, no es un acto descabellado sentarte con tu pareja y comentar ambos/as las dificultades que estáis afrontando, posicionándoos en el imaginario de un tiempo futuro en el que volváis a vuestras costumbres y esto quede como otro obstáculo superado más para añadir a vuestra lista. Si estáis viviendo juntos/as es porque en su día ya superasteis la crisis de decidir cuándo y cómo era la mejor manera de iniciar una convivencia en común. Si estáis conviviendo, significa que también habéis superado otra crisis muy frecuente que tiene que ver con “definirse como pareja”. Esto no ocurre siempre de manera sincronizada y simultánea. Probablemente, después de esa “definición”, habréis conocido a su familia de origen, su grupo de amigos/as y esto también puede haber planteado dificultades en el pasado. Quizás hayáis vivido aprietos económicos, de salud…
Este periodo de cuarentena no deja de ser una oportunidad más para desarrollaros como pareja y afianzar vínculos. Reconocer vuestros logros en crisis pretéritas os ayudará a tomar conciencia de lo cerca que estáis de superar esta crisis con éxito.
Cualquier duda o consulta sobre este artículo, puedes realizarla a Nara Psicología.