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Conociendo nuestra ciclicidad: la fase premenstrual

¿Qué sucede en nuestro cuerpo durante la fase premenstrual? ¿de qué manera podemos sacarle el máximo potencial a esta fase?

Cuando vamos poniendo atención a nuestra naturaleza cíclica, vamos siendo conscientes de las diferencias sutiles y no tan sutiles que suceden en nuestro cuerpo a lo largo del ciclo menstrual. La fase menstrual es la más evidente porque tiene lugar el sangrado. El primer día de sangrado marca el inicio de la fase menstrual y el inicio del ciclo menstrual, que consta de cuatro fases: menstrual, preovulatoria o folicular, ovulatoria y premenstrual o lútea. En cada una de estas fases tendrán lugar una serie de procesos fisiológicos que influirán en cómo nos sentimos, lo que pensamos, nuestro nivel de energía, lo que nos apetece comer… en fin, en casi todo lo que sentimos y hacemos.

En este texto me voy a centrar en la fase premenstrual o lútea, ya que, junto a la menstrual, suele ser la que nos resulta más desafiante de transitar. Ser conscientes de cuándo y qué nos está sucediendo en esta fase y encontrar la manera que nos sirva a nosotras para ser y estar en ella, son las claves para mejorar nuestra relación con esta fase del ciclo.

La fase pre menstrual recibe este nombre porque es justo la anterior al inicio del sangrado y, por tanto, la última fase del ciclo. También se denomina “fase lútea” porque los folículos que transportan los óvulos hasta el útero, al haberse desprendido el óvulo, se transforman en lo que llamamos “cuerpo lúteo”. De la mano del cuerpo lúteo viene una hormona llamada progesterona, que es la encargada de sostener y nutrir el embarazo. Si no hay fecundación, la progesterona bajará y el revestimiento uterino se preparará para desprenderse y el cuerpo lúteo será reabsorbido en el cuerpo.

Esta fase está asociada con el otoño dentro del ciclo solar y con la luna menguante dentro del ciclo lunar, así como con la madurez dentro del ciclo vital. La caída de las hojas, transición hacia la hibernación, más horas de oscuridad y más sabiduría sobre nosotras mismas…

¿Y qué influencia emocional y conductual tiene todo este movimiento en nosotras?

Por un lado, nuestro nivel de energía física baja, por lo que podemos notar que nos cuesta mucho más esfuerzo hacer ciertas cosas, sobre todo si estas requieren de un esfuerzo físico y/o cognitivo (tenemos una menor capacidad de concentración y memoria). También suele bajar la motivación para todo lo externo, planes con gente, deporte intenso, etc. En muchas ocasiones, aparece frustración porque ocurre una disonancia entre la demanda externa (social, laboral, familiar…) y lo que nos demanda nuestro cuerpo, que es ir volviendo la mirada hacia el interior de nosotras mismas.

Por otro lado, al favorecerse el contacto con nosotras mismas y nuestras necesidades y deseos, somos más conscientes de nuestros límites, lo cual a veces genera conflicto en nuestras relaciones interpersonales. Lo que en fases anteriores del ciclo no me enfadaba, en esta fase sí que me enfada (recordemos que una de las funciones del enfado es saber dónde están nuestros límites y darnos energía para establecerlos). Tengo más capacidad para conectar con todo eso que no me gusta de la otra y de mí misma. Y esto puede ser una fuente de problemas… o de aprendizaje y de crecimiento, depende cómo lo enfoquemos. Aparece con mayor fuerza la crítica, la frustración y la impaciencia, trayéndonos información sobre todo lo que necesitamos transformar en nuestra vida, y a lo que debemos prestar atención.

Por último, es importante tener en cuenta que vivimos en un contexto social que no está preparado ni dispuesto para la ciclicidad menstruante, por lo que muchos de los malestares que presentamos en esta fase tienen que ver con la falta de coherencia entre lo que el contexto espera de nosotras y lo que nosotras necesitamos, así como las violencias asociadas a esto. Es importante poner fuera lo que está fuera y aprender a relacionarnos con nosotras mismas de una forma amorosa en cada una de las fases, aunque unas sean más incómodas que otras.

(No obstante, si observas que los síntomas que aparecen en tu fase premenstrual son muy acusados, es recomendable hacer una revisión médica de los mismos, ya que puede estar sucediendo algún tipo de desequilibrio que requiera de una atención especial.)

Inés Alonso Apausa. Psicoterapeuta en Nara Psicología.

 

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