Cuando nos enfrentamos a la pérdida de una persona querida, sentimos dolor, y ante ese dolor pueden aparecer muchas preguntas: ¿esto que me pasa es normal?, ¿lo voy a poder superar?, ¿cuánto tiempo voy a estar así?, ¿qué tengo que hacer para superarlo? Voy a intentar responder a estas preguntas…
Duelo proviene del latín dolus, dolor, respuesta emocional ante la pérdida de algo o alguien. Por lo que, sentir dolor ante la pérdida de una persona querida, no solo es normal sino que es sano e inevitable.
El duelo es un proceso que requiere tiempo. Un duelo importante tiene una duración que oscila entre los 6 meses y los 2 años. Cuando digo que es un proceso me refiero a que atraviesa diferentes etapas (Elisabeth Kübler-Ross, 1969):
- Negación de lo ocurrido.
- Rabia: que se expresa con culpa, sintiéndonos culpables de la pérdida o culpando a otras personas.
- Negociación: fantaseamos con la idea de evitar lo sucedido.
- Dolor: la rabia se sustituye por tristeza y dolor profundo.
- Aceptación.
No todas las personas pasan por estas etapas ni en el mismo orden.
La sintomatología que puede aparecer en un duelo sano sería: aturdimiento, confusión, olvidos, tristeza, inhibición de la motivación, desinterés general, apatía, retraimiento social, bloqueos, ira controlada, ansiedad, angustia.
¿Qué podemos hacer para favorecer un duelo sano?
- Hablar de la persona querida perdida y de su pérdida.
- Realizar un ritual de despedida.
- Identificar y expresar los sentimientos que aparecen: rabia, culpa, tristeza, dolor.
- Expresar el dolor con otras personas.
- Cuidar la salud: alimentación, horas de sueño, hacer ejercicio…
- Permitir a nuestras personas queridas que nos apoyen durante el proceso de duelo.
- Mantener actividades cotidianas o incorporar nuevas.
¿Cuándo termina un proceso de duelo?
En cierto sentido nunca acaba, encontramos un lugar para la persona perdida. Pero es un buen indicador poder pensar y recordar a la persona querida sin dolor. Siempre aparece tristeza cuando recordamos a una persona querida que ya no está, pero es una tristeza diferente, menos intensa, carente de angustia. También es un buen indicador poder volver a retomar actividades de la vida diaria y disfrutar de las mismas, así como volver a sentir ilusión y motivación.
Si después de un tiempo el duelo tiene un gran impacto sobre la vida, no conseguimos retomar las actividades diarias, existen fuertes sentimientos de culpa, rabia y abandono, y aparece una persistente búsqueda de estar con la persona querida, estaríamos hablando de duelo patológico. En estos casos es importante pedir ayuda profesional para poder elaborar el duelo de manera sana.
Autora: Eva Barrio