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[et_pb_column type=»4_4″][et_pb_text admin_label=»Text»]La práctica continua de yoga tiene multitud de beneficios para nuestra salud tanto física como mental. Esto es algo que todas sabemos, pero no solemos tener información de cómo tiene lugar este efecto beneficioso en nuestro cuerpo. A continuación, voy a hablar de algunos (solo algunos) de los beneficios que tiene la práctica occidental del yoga para nuestra salud mental y por qué si presentamos algunos malestares emocionales, se recomienda complementar la psicoterapia con esta práctica milenaria.
- Favorece el buen funcionamiento del sistema nervioso autónomo
Uno de los principales beneficios de esta práctica para la salud mental y emocional, estudiado en profundidad por autores reconocidos en el campo de la psicotraumatología como Bessel A. Van Der Kolk (2014), es que favorece el buen funcionamiento del sistema nervioso autónomo. Este sistema es fundamental para nuestra supervivencia, encargado de reaccionar ante los diferentes estímulos que llegan del medio, la mayor parte de las veces de forma inconsciente.
El sistema nervioso autónomo está formado por dos subsistemas, el sistema simpático y el parasimpático. El sistema nervioso simpático segrega sustancias como la adrenalina para que actuemos ante una situación potencialmente peligrosa y el sistema nervioso parasimpático usa la acetilcolina para regular las funciones corporales básicas como la digestión, la curación de las heridas y los ciclos de sueño y ensoñación. Cuando, por ejemplo, tenemos ansiedad, depresión o trastorno de estrés post traumático, se observa que el funcionamiento de estos dos sistemas no es el adecuado. Por ejemplo, puede que se mantenga activado el sistema simpático de manera permanente, dificultando que se lleven a cabo las funciones del sistema parasimpático: digerir bien los alimentos (problemas gatrointestinales), curar bien las heridas (problemas en la piel) o tener un sueño profundo y reparador (problemas del sueño).
A través del control de la respiración y la meditación, se produce un efecto sobre la tasa cardiovascular, que tiene un impacto directo sobre el sistema nervioso autónomo. Se han hecho estudios en los que se observa la variación de esta tasa al poner la atención sobre la respiración y hacer ejercicios de pranayama (ejercicios respiratorios del yoga).
- Nos habituamos a observar nuestro cuerpo y tomar consciencia de la información que tiene para nosotras
Otro de los principales beneficios, es el de habituarnos a observar nuestro cuerpo y tomar consciencia de la información que tiene para nosotras y nosotros. Parafraseando a Stephen Cope (1999), reconectar con nuestro cuerpo y sus necesidades, nos da la capacidad de redirigir nuestra atención a lo que nuestro cuerpo necesita de manera auténtica, emergiendo el autocuidado de manera espontánea y natural.
A través de la realización de posturas con una actitud meditativa, se va poniendo la atención en las diferentes partes del cuerpo, lo cual supone ir conectando con estas partes y observando qué van necesitando y dónde está su límite. Mantener una postura requiere prestar atención a las diferentes partes del cuerpo que van tomando protagonismo, ya sea por la tensión de la postura o el esfuerzo de coordinación que requieren. Además, se trabajan todas las partes del cuerpo, obligando a ir tomando consciencia de cada una de ellas, desde los pies hasta la coronilla.
- Aprendemos a estar en el momento presente, manejar pensamientos y tolerar sensaciones internas
La meditación en quietud, que suele aparecer en las prácticas de yoga, nos ayuda a aquietar la mente y prestar atención a lo que está sucediendo y a nuestras sensaciones internas, favoreciendo una vez más la regulación óptima del sistema nervioso autónomo. Nos enseña a volver al momento presente cuando aparecen pensamientos y sensaciones relacionadas con el futuro y con el pasado, a manejar los pensamientos y a tolerar las sensaciones internas. Nos propone mirar hacia dentro tratando de no juzgar, observando y aceptando lo que ahí suceda. Como ya dijo Rumi en el siglo XIII, el ser humano es una casa de huéspedes. Cada mañana se produce una nueva llegada. Una alegría, una tristeza, una malicia, una conciencia momentánea que llega como visitante inesperado… Démosles la bienvenida y entretengámoslos a todos.
En general, la práctica de yoga favorece la relajación del sistema nervioso autónomo, pero en algunas ocasiones, nos puede llevar a darnos cuenta o a conectar con sensaciones que nos producen malestar y que nos resultan amenazantes o emocionalmente muy intensas. Esto sucede con frecuencia en las personas que han vivido experiencias traumáticas o que tienen sintomatología ansiosa que cursa con fobia a las sensaciones internas. Esta práctica es especialmente indicada para estas personas, ya que aprender a conectar con estas sensaciones, perderles el miedo y acceder a la información que su cuerpo les está dando, puede ser clave en su proceso de recuperación. Es especialmente importante tener cuidado si cuando estamos realizando (nosotras, nuestras pacientes o alumnas) una práctica de este tipo, conectamos con sensaciones, imágenes o recuerdos de mucho malestar, observando hasta dónde podemos llegar ese día y dónde están nuestros límites y los de nuestras pacientes o alumnas.
La mayor parte de las personas llegamos a la práctica de yoga completamente desconectadas de nuestro cuerpo, de nuestras sensaciones y necesidades, pensando en lo que “teníamos que haber hecho” y lo que “nos queda por hacer”. No existen muchos espacios, además de los espacios terapéuticos y meditativos, en los que se favorezca la quietud y la mirada hacia el interior y el momento presente, con el perjuicio para la salud mental que esto representa. Afortunadamente, cada vez más personas se están beneficiando tanto de la práctica de yoga como de la psicoterapia. Esperemos que esto vaya suponiendo un cambio hacia una mayor toma de consciencia en la manera de relacionarnos con nosotros y nosotras mismas y con el entorno.
Bibliografía:
Bessel A. Van Der Kolk (2014). El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente y cuerpo en la superación del trauma.
Stephen Cope (1999). Yoga and the Quest for the True Self.
Rumi (S.XIII). La casa de los huéspedes.
Inés Alonso Apausa
Psicoterapeuta en Nara Psicología.[/et_pb_text][/et_pb_column]
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