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Los principales duelos de la adolescencia

La palabra “adolescencia” viene del latín “adolescens” que significa “crecer”. En términos biológicos la adolescencia es un fenómeno donde el cuerpo crece y las hormonas sexuales despiertan, produciendo múltiples cambios tanto físicos como psicológicos que no siempre son fáciles de experimentar.

 Sin duda alguna, se trata de un proceso evolutivo que implica una transición entre la infancia y la adultez que en ocasiones viene acompañado de cambios bruscos e inesperados, independientemente de si la persona está preparada o no. Esta situación de cambios repentinos que siguen sus propios ritmos puede dar lugar a sentimientos de inseguridad, crisis de identidad y la experimentación de emociones muy intensas. 

Sin embargo, uno de los aspectos más relevantes de este periodo son los duelos que aparecen en esta fase evolutiva, los cuales intentaremos explicar en las siguientes líneas, con el fin de arrojar luz tanto a familias como adolescentes que están viviendo este proceso tan característico y, en ocasiones, tan confuso. 

Los principales duelos de la adolescencia

1-Pérdida de la infancia 

Dentro del núcleo familiar, los distintos miembros tienen un lugar, una identidad, unos vínculos y unas funciones determinadas. Particularmente, los niños y niñas poseen un lugar desde el cual son mirados y tratados de una manera específica, de tal manera que dejar la niñez implica establecer relaciones nuevas, abandonar la dependencia propia de la infancia y sus múltiples beneficios, así como asumir nuevas responsabilidades que antes pertenecían exclusivamente a las personas adultas. 

Esto implica dar paso a una nueva forma de autopercibirse, dejar de lado la condición propia de la infancia, aceptar los cambios que se van presentando y permitir la búsqueda de una nueva identidad adulta mientras se abandona la identidad infantil y cambian las formas de vincular, relacionarse y pensarse.

2-El duelo por los cambios corporales y la aparición de la sexualidad 

Hasta el momento en el que empiezan a despuntar los primeros cambios propios de la adolescencia, la persona ya se ha formado una propia imagen corporal desde la cual se reconoce y se percibe. Sin embargo, con la pubertad dicha imagen comienza a presentar cambios corporales evidentes no elegidos de tal manera que el niño o la niña deberá aceptar que el cuerpo infantil en el que se reconocía ya no estará nunca más pues ahora su aspecto comenzará a ser diferente a causa de las hormonas sexuales que despuntan en este periodo y que, a su vez, le llevan a sentir y experimentar su cuerpo a través del deseo y la sexualidad.

3-El duelo por el abandono de la dependencia y el comienzo de la independencia

En la niñez, los padres y las madres se encuentran en un lugar especialmente relevante, de privilegio e idealizado desde la mirada del niño o niña. Sin embargo, en la adolescencia caen de ese pedestal comenzando así la separación de los padres y el comienzo de la individuación. Esta situación no deja de ser un duelo o una pérdida que el o la adolescente supera buscando el apoyo en el grupo de iguales, los cuales adquieren un papel especialmente relevante en esta etapa evolutiva. Este proceso, el cual no resulta fácil para los adultos ni para los adolescentes, debe ser apoyado y permitido por los padres y las madres con el fin de facilitar el proceso y permitir el desarrollo de la propia identidad que el/la adolescente busca. 

Sin embargo, este duelo no resulta fácil puesto que en la búsqueda de su nueva identidad el/la adolescente se encuentra en una situación ambigua y desafiante hacia las figuras de apego, mientras que éstas últimas deben asumir que la relación con su hijo o su hija ya no volverá a ser como antes. 

 Que el/la adolescente logre su propia identidad, supone múltiples cambios en las relaciones, los vínculos e incluso en la estructura familiar. Todos estos duelos propios de esta etapa son complejos y en no pocas ocasiones vivenciados con dolor, confusión y ambivalencia. No obstante, estos procesos de duelo son necesarios y relevantes, de tal manera que es importante permitir su desarrollo natural. Sin embargo, no todas las familias experimentan este momento con calma, pues la complejidad de la situación puede generar grandes malestares familiares así como en el/la adolescente. En este sentido, si la situación se convierte en un evento conflictivo y angustioso para cualquiera de los miembros, siempre es aconsejable poder consultar con un/a psicólogo/a que pueda acompañar en este proceso y sus dificultades desde una mirada profesional, amplia y, al mismo tiempo, personalizada a las características tanto familiares como individuales. 

Autora: Paola Cerviño Kaptur
Psicóloga de Nara
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