En la actualidad, las separaciones de parejas con hijos e hijas son cada vez más frecuentes. Esta realidad, plantea nuevos retos a unos padres y madres que, en la mayor parte de los casos, son la primera generación de su familia que se separa. No hay muchos referentes de cómo hacerlo y esto, junto a la falta de información y de apoyos, a veces desencadena dificultades.
Lo más importante es que seamos capaces de adoptar el punto de vista de nuestros hijos e hijas y ponernos en su lugar para poder entender lo que ellos y ellas están viviendo. Afortunadamente sus padres han decidido separarse porque no se sentían bien como pareja y eso, tarde o temprano les iba a repercutir a ellos y ellas de alguna forma. Aun así, esta decisión viene de la mano de grandes cambios en la vida de los niños y niñas. Es posible que se sientan enfadados y/o asustados ante estos cambios y es importante que los y las adultas seamos capaces de verlo y les demos los tiempos y las explicaciones que vayan necesitando.
A veces, emociones intensas como el enfado con nuestra ex pareja o el enamoramiento de una nueva persona tras la separación, pueden dificultarnos la escucha a nuestros pequeños y pequeñas. Por eso, es importante recordarnos que debemos tenerles siempre en cuenta y estar muy atentos y atentas. Es probable que su mala conducta o su tristeza, o una bajada en las notas, nos estén hablando de que no nos estamos dando cuenta y/o no estamos sabiendo responder a lo que necesitan.
Uno de los problemas que nos encontramos frecuentemente en las consultas de psicoterapia, son las dificultades de relación y el rechazo de los hijos e hijas hacia las nuevas parejas de sus progenitores.
Es común que, al principio, los hijos e hijas muestren indiferencia e incluso rechazo. Que esto sea algo temporal y adaptativo o que, por el contrario, se cronifique y derive en auténticos problemas de relación y de malestar, depende en gran medida de cómo se gestione por parte de los y las adultas.
Cuando vayamos a introducir a nuestra nueva pareja en la vida de nuestros hijos e hijas, debemos tener varios aspectos en cuenta:
- Es normal que en un primer momento les genere malestar y/o rechazo esta nueva persona. En lugar de enfadaros con ellos y ellas, preguntadles cómo se están sintiendo y dadles tiempo para que vayan conociendo a esta persona y asimilando la situación.
- El amor que nosotros sentimos hacia esta persona no tiene por qué sentirlo nuestros hijos e hijas. En estos casos, no se suele producir el “amor a primera vista”.
- Se recomienda que los encuentros vayan produciéndose poco a poco para que los niños y niñas vayan conociendo a esta persona y adaptándose a la nueva situación. No suele ser buena idea que esta persona se vaya a vivir con ellos y ellas desde un primer momento.
- La nueva pareja debe mostrarse como una persona cercana y disponible, pero no es recomendable que se implique demasiado desde el principio.
- Es importante pensar qué lugar va a ocupar esta nueva persona en la vida de los hijos e hijas de su pareja. Para esto, hay que reflexionar y tomar decisiones, ya que lo habitual es no saber cuál es ese papel. Para esto, lo más importante a tener en cuenta es que el lugar de padre y/o madre ya está ocupado (independientemente de si se hace cargo o no).
Puede haber múltiples razones por las cuales aparezcan las dificultades en la relación con las nuevas parejas de los padres y madres. Lo más común es que no hayan tenido tiempo suficiente para asimilar los cambios o que aparezca el miedo a perder el amor del otro progenitor y a que sienta una falta de lealtad por su parte. A veces, también sucede que esta persona rompe la fantasía de que en algún momento sus padres van a volver a estar juntos.
Si estas en un proceso de reconstitución familiar y tienes dudas o ya eres familia reconstituida y existen dificultades en la relación entre tu nueva pareja y tus hijos e hijas que no sabes cómo resolver, en Nara Psicología contamos con profesionales especializados en el trabajo con familias que te pueden asesorar y ayudar en el proceso.