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Lo que para mí es presencia, para ti es intensidad. Cómo lidiar con una pareja que tiene un estilo de apego diferente al mío.

En los últimos años se habla mucho acerca de los estilos de apego y cómo estos influyen en la elección y en el mantenimiento de las relaciones de pareja. Es muy habitual que establezcamos relaciones de pareja con personas que tienen estilos de apego diferentes al nuestro y que esto provoque dificultades a la hora de entender ciertos comportamientos o necesidades que tiene nuestra pareja. ¿Es un problema que nuestra pareja tenga un estilo de apego diferente al nuestro?

En principio no tiene por qué suponer un problema, de hecho, en muchas ocasiones es algo que beneficia la relación. En otros casos, supone verdaderos quebraderos de cabeza, mucho dolor y dificultades de comunicación. Es en estos casos en los que nos vamos a centrar en este texto, para intentar dar sentido y respuesta a estas dificultades que se presentan.

(Advertencia: con fines literarios se va a generalizar y sobredimensionar los aspectos más significativos de los diferentes estilos de apego. En la realidad no literaria, las personas nos movemos en un continuo en relación a los estilos de apego y solemos cumplir algunos rasgos y otros no, igual que estos rasgos asociados al estilo de apego pueden cambiar a lo largo de la vida y con el trabajo psicoterapéutico y el desarrollo personal)

A continuación, nos vamos a centrar en el estilo de apego ansioso-preocupado y en el estilo de apego evitativo, ya que es una combinación muy habitual y que suele generar muchas confusiones y malos entendidos. Empezaremos por el principio, ¿qué sucede cuando se conocen dos personas con estos estilos de apego?

Los primeros momentos suelen ser maravillosos, porque se están dando lo que el otro necesita. La intensidad emocional del apego ansioso, hace sentir al apego evitativo. Le hace sentir por fin y le hace sentir cosas que le gustan. Lo puede sostener porque es el inicio de la relación y todavía no hay que mostrarse. De hecho, el apego ansioso tendrá sus idas y venidas, dándole espacio para no tener que ir más allá. Por otro lado, el apego ansioso sentirá comodidad ahí, en un lugar en el que le permiten la ambivalencia y que le ofrecen la mirada que necesita en ese momento, pudiendo idealizar al otro en el espacio vacío que el evitativo deja entre las dos.

Después de esto comienzan a conocerse más profundamente y a establecer un compromiso más firme. Si el apego evitativo está en un momento muy evitativo (en el continuo del que hablábamos antes), tendrá muchas dificultades para vincularse con el otro y no llegará a este punto de conocerse más profundamente. Pero si las dos personas están en este momento de ir más allá, lo que va a suceder, habitualmente, es que el apego ansioso va a empezar a demandar más intimidad y a querer realizar actividades en común, estar juntos, profundizar en la relación, conocer a toda la familia y amistades y contarse todo, todo, todo. Estresarse si su pareja no le contesta y darle vueltas a lo que puede estar ocurriendo, llevándose la explicación a la relación y a que puede haber un problema, olvidándose de todas las otras posibles explicaciones que puede haber detrás de que una persona no te conteste a un mensaje.

Por su parte, el apego evitativo va a pensar que todo está ocurriendo demasiado deprisa, que necesita tiempo, que necesita espacio. Mientras su pareja está dándole vueltas a la cabeza sobre qué le puede estar pasando a él/ella, el apego evitativo tendrá su atención puesta en otras cosas: el trabajo, sus aficiones… y se estará enterando de poco o de nada de lo que le está pasando a su pareja. Para resolver la angustia que le produce el acercamiento y la intimidad, saldrá fuera de la relación a despejarse a desconectar un poco de las emociones que estar cerca de su pareja le producen. No expresará lo que le pasa, si no que estará “a sus cosas” para lidiar con lo que está sucediendo.

¿Os podéis imaginar el impacto que tiene esto en la otra persona?

El apego ansioso cada vez se activará más porque notará más distante a su pareja. Porque sentirá que su pareja no se expresa y que no es capaz de ver sus necesidades y demandas y de atenderlas. Le dará más vueltas a la cabeza dándole mil y un tipo de explicaciones a por qué la otra persona está distante y muchas de ellas tendrán que ver con que el apego ansioso ha hecho algo mal. Anticipará constantemente el abandono e intentará acercarse más y más para recuperar esa intimidad y esa intensidad que tanto necesita.

Por su parte, el apego evitativo se sentirá más angustiado por esa invasión y como no quiere sentir esa sensación, se alejará más y se pondrá más a sus cosas, desconectará de las necesidades de su pareja y de las suyas propias y se perderá en actividades racionales que le entretengan y le saquen del contacto con la emoción y la intimidad que demanda de su pareja.

Y así sucesivamente.

Esto, suele confirmar la creencia del apego ansioso de que nunca se van a satisfacer sus necesidades de forma constante y la creencia del evitativo de que es mejor desconectarse del vínculo y de las emociones en relación al otro, porque sus necesidades no van a ser vistas y atendidas.

Pero tiene sus cosas buenas claro. Hay una afinidad y una atracción que tenían al principio que no se ha perdido y a parte de estilo de apego somos más cosas (no vamos a ser tan reduccionistas). Estas cosas más que somos, nos pueden gustar y podemos compartirlas con nuestra pareja, aunque tengamos estilos de apego diferentes.

Por tanto, si nos sentimos identificadas con este texto y vemos que hay más cosas en la relación que nos gustan y nos merecen el esfuerzo, podemos trabajar en entender el funcionamiento del apego de nuestra pareja para sufrir menos y que podamos encontrar un equilibrio vincular en el que nos demos lo que necesitamos mutuamente, sin entrar en desconectarnos del otro o la otra.

La propuesta es intentar escuchar a nuestra pareja y entender qué es lo que necesita y lo que le está pasando, tratar de llegar a acuerdos y acercarnos un poquito más al estilo de apego del otro.

Esforzarnos por generar un espacio seguro entre ambas, una relación segura que ayude a que las respuestas de apego de ambas personas se relajen. Al fin y al cabo, las respuestas de apego saltan ante la sensación de inseguridad en la relación y es la manera en la que hemos aprendido que vamos a tener más posibilidades de supervivencia cuando la otra persona no nos da lo que sentimos que necesitamos. Por tanto, cuanta más comunicación, cuanto más se acerquen ambos a lo que la otra persona necesita, más seguridad se sentirá en el vínculo y menos respuestas de apego.

Parece fácil, pero requiere de muchos momentos de sentarse a hablar de lo que nos pasa (fácil para el ansioso), en el momento en que las dos personas estén disponibles (fácil para el evitativo). Entenderse, llegar a acuerdos y sacar el mayor partido a ser diferentes intentando, en la medida de lo posible, no polarizarse.

Y si se nos atasca, la psicoterapia de pareja siempre es una buena opción. En Nara Psicología os ayudaremos a comprender qué os sucede e intentaremos generar en las sesiones ese espacio en el que poder comunicarse dando respuesta a las necesidades de ambas personas.

 

Inés Alonso Apausa

Psicoterapeuta en Nara Psicología

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