La voz crítica interna y la ansiedad

Todas las personas tenemos una voz interior que expresa críticas, frustración o desaprobación por nuestras acciones en alguna ocasión. Esta voz aparece en muchas ocasiones y nos puede decir cosas como todos los «deberías», los «¿por qué no lo hiciste?», el «¿qué te pasa?» o el «¿por qué no puedes conseguirlo?». Ese diálogo interno realmente es diferente para cada una/o de nosotras/os dependiendo de nuestras características individuales y de la situación en la que nos encontremos, variando en su frecuencia o intensidad.

Desde diversas fuentes, de manera cultural, se cree que las críticas o los comentarios inducidos por la culpa motivarán mejorar el comportamiento. Quizás la idea es que, si te das cuenta de que tus acciones no son lo suficientemente “buenas” o no son las ideales, querrás cambiar. La voz crítica interior también nos da “sensación de control”. Otras personas en nuestra vida pueden hacer comentarios «útiles» pero críticos para reforzar y controlar nuestro comportamiento o controlar algunos sentimientos. También podemos usar pensamientos de juicio o de control con nosotras/os mismos como para afrontar el miedo, la vergüenza y lo desconocido. Con el tiempo, estos comentarios (tanto de los/as demás como de nosotras/os mismas/os) se interiorizan y se convierten en nuestra/o «crítica/o interna/o», el persistente diálogo interno negativo que nos mantiene estancadas/os en algunas áreas de nuestra vida.

Desafortunadamente, este tipo de comunicación con nosotras/os mismas/os provoca ansiedad y vergüenza, que es justo lo opuesto a la motivación. Nos provoca evitar situaciones para reducir la ansiedad y mantenernos a salvo. Evitar (reducir la ansiedad) no es lo mismo que motivar al cambio. La evitación por la ansiedad provocada por esa/e crítica/o interna/o generalmente puede incluir acciones como la demora para realizar actividades, comportamientos adictivos para frenar el malestar que se experimenta; comportamientos tales como revisar constantemente el teléfono móvil o ver la televisión en exceso; o incluso evitar la fuente de la crítica o la vergüenza, si es otra persona; o evitar la actividad, el lugar o incluso intentar evitarnos a nosotras/os mismas/os estando lo más ocupadas/os posible para mantenernos alejadas/os de nuestros pensamientos, de nuestras propias emociones y sentimientos.

Si los mensajes nos hacen sentir avergonzadas/os, como «¿qué te pasa?» O «no eres lo suficientemente buena/o», podemos quedar paralizadas/os. Cuando sentimos vergüenza, sentimos que algo en nosotras/os nos hace tan imperfectos que no merecemos estar en conexión con otras personas. La vergüenza nos desconecta de los demás y nos lleva a sentirnos solas/os. Como seres humanos, estamos conectados a nivel celular para la conexión. Cuando sentimos vergüenza, estos sentimientos nos hacen querer ir dentro de nosotras/os mismas/os, resguardarnos y retirarnos de aquello que nos provoca sentimientos desagradables. Esto puede desencadenar en comportamientos de evitación para calmar la ansiedad. El punto es que la vergüenza y la autocrítica nos impiden hacer las cosas que necesitamos para cuidarnos a nosotras/os mismas/os y, en última instancia, ser compasivas/os, establecer conexión con otras personas y aumentar nuestra motivación.

¿Qué podemos hacer para callar o al menos bajar el volumen a esa voz crítica?

La conciencia es el primer paso para reconocer y dejar ir a tu crítica/o interna/o. Muchas/os de nosotras/os ni siquiera nos damos cuenta de su presencia porque son mensajes que ya tenemos muy interiorizados. Detente la próxima vez que sientas ansiedad. Identifica la voz crítica interna. Intenta identificar la situación que puede haberla desencadenado: ¿Cuáles son tus sentimientos auténticos sobre esta situación? Recordemos que esa/e crítica/o interna/o nos ayuda a sentirnos bajo control. Entonces pregúntate: “¿De qué tengo miedo? ¿Qué significaría si eso sucediera? ¿Y qué significaría eso?”. Permítete espacio para profundizar y encontrar tus sentimientos más vulnerables hacia la situación. Esto es lo que la voz crítica interna te protege de sentir. ¿Realmente necesitas toda esa protección? Pregúntate de qué manera podrías afrontar esa situación, probablemente tengas muchas otras formas de enfrentarla.

Prueba preguntarte esto a ti misma/o. ¿Cuáles son algunas de las críticas que eres consciente de decirte a ti misma/o? Dilo en segunda persona. Por ejemplo: «Eres cobarde. Eres despreciable, sin valor. Ten cuidado o te harán daño. Deberías esforzarte más. Etc… «.

¿Cómo te sientes al escuchar eso? Trata de entrar en contacto con ese sentimiento. ¿De qué tienes miedo o qué evitas sentir? ¿Cuáles es el sentimiento auténtico que subyace en esta situación y que no está relacionado con los desencadenantes de la vergüenza?

¿Qué le dices a esa voz crítica que dice que eres inútil? ¿Qué es lo que realmente necesitas para cuidarte a ti misma/o? Trata de dialogar con tu voz crítica interna con compasión.

Expresa empatía hacia ti misma/o por el miedo y los sentimientos fuera de control de esa voz crítica interna. Por ejemplo, puedes decirle a tu voz “Entiendo que le aterra sufrir y sentirse rechazada/o. Sé que estás tratando de protegerme de esos sentimientos”. A continuación, expresa qué puedes hacer para afrontar dicha situación. Por ejemplo, “Tu voz crítica no está ayudando. No es necesario hablarme de esa manera ya que me impide conseguir lo que necesito, que es sentirme conectada conmigo misma/o y con las/os demás. Estaré bien. Podré hacer frente a lo que pase. Lo que realmente necesito poder relacionarme con las demás personas y puedo hacerlo, aunque sienta miedo».

El diálogo de la voz crítica interna tiende a estar en una de estas dos categorías: «malo» o «debilidad». El “yo malo” está basado en la vergüenza. Sentirlo puede ser muy desagradable, haciéndote creer que eres una persona indeseable, inferior, inadecuada, merecedora de castigo o incompetente.

El “yo débil” se basa en el miedo y la ansiedad. Las personas que lo experimentan pueden sentirse dependientes de las/os demás; incapaces de cuidarse a sí mismas; sumisas; incapaces de expresar emociones sin que algo malo suceda; vulnerables y preocupadas por la pérdida de control; desconfiadas, aisladas o abandonadas.

Estas creencias generalmente llegan a ser destructivas. Intenta buscar pistas sobre estas creencias prestando atención al diálogo de tu voz crítica interna. ¡Desafía esas creencias! No son ciertas Eres una persona capaz, merecedora de autocuidados y amor.

Laura Rodríguez-Mondragón

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