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EL CICLO DE LA EXPERIENCIA DE LA GESTALT

 

El llamado ciclo de la experiencia o ciclo de la autorregulación organísmica proviene de la Psicoterapia Gestalt y nos muestra el periodo que surge entre una necesidad y el proceso hasta alcanzar su satisfacción. Podríamos decir que, prácticamente, es una sucesión de ciclos que se repiten a cada momento en nuestras vidas en diferentes aspectos.

Las personas tenemos una gran cantidad de necesidades, a niveles fisiológicos, psicológicos, de logro, de trascendencia y relacionales que vamos cubriendo siguiendo unos determinados pasos que permiten cubrirlas. El organismo, a su vez, tiende a regularse a sí mismo y nos conduce a satisfacerlas. Podría definirse como el núcleo básico de la vida humana, ya que ésta no es más que la sucesión interminable de ciclos. Algunas de  estas necesidades se cubren de una manera más inmediata como las fisiológicas y otras tienen un tiempo más largo y presentan mayor dificultad para su satisfacción.

Ocurre también, que muchas necesidades se interrumpen en el ciclo y no logran alcanzarse de manera adecuada porque muchas veces, no somos conscientes de ellas ni sabemos identificarlas correctamente, sobre todo cuando de necesidades psicológicas o emocionales se trata. Por ejemplo, cuando necesitamos amor o cariño, expresar un enfado o descargar cierta ira. Sin embargo, nuestro organismo nos avisa y otras veces, no emprendemos acción alguna, y si lo hacemos, disipamos la energía para cualquier otro lado.

El circuito sano para cubrir nuestras necesidades se compondría de las siguientes fases:

  • 1-Reposo:La persona está satisfecha porque cerró un ciclo anterior. Por ejemplo, estoy relajada en el sofá leyendo tranquila.
  • 2-Sensanción:Aquí comienza un síntoma que se manifiesta en el cuerpo. Siento que se me cierra la boca del estómago y noto activación fisiológica. Esto hace que me distraiga de la zona de reposo.
  • 3- Toma de conciencia: Se hace consiente la sensación. Aparece el pensamiento. Me digo a mi misma “Estoy sintiendo ansiedad”.
  • 4-Energía-energetización:Reviso las posibles opciones y visualizo la acción a realizar. Me potencio hacia la acción. ¿Qué opciones tengo para calmar mi ansiedad? Es por la conversación que tuve con mi amiga. Tengo que hablar con ella para dar un cierre.
  • 5-Acción:Paso del pensamiento a la acción, al movimiento. Se exterioriza y manifiesta la conducta que visualicé. Me levanto del sofá.
  • 6-Contacto:Me dirijo a coger el teléfono y a preparar o establecer una comunicación con mi amiga. Conversación, mensaje, o una cita para hablar.
  • 7-Retirada:Vuelvo al punto 1 de reposo con mi necesidad satisfecha.

 

 

Desde este enfoque del ciclo de la experiencia de la satisfacción de necesidades o de autorregulación organísmica, resulta muy importante detectar los bloqueos que se presentan en el ciclo, también llamadas interrupciones, para trabajar los diferentes mecanismos de defensa que, inconscientemente, utilizamos para no completar estas necesidades psicológicas que tenemos. Es decir, trabajar el conocer cómo se interrumpe la autorregulación psíquica, también conocida como homeóstasis.

Si el ciclo no se completa, la necesidad queda insatisfecha, y la situación inconclusa pendiente atrapa a la persona cada vez más. Joseph Zinker, creador de esta idea, sostiene que cuando las personas se interrumpen en alguna etapa del ciclo de la experiencia, la necesidad de la persona o del organismo no se satisface y, por lo tanto, estamos en un estado de neurosis. Estos mecanismos neuróticos de defensa son los que impiden que el ciclo de experiencia no se complete, y las formas de interrumpir el camino hacia la satisfacción de nuestras necesidades es muy diferentes, reflejándose de la siguiente manera:

  • Interrumpir la sensación: la persona que bloquea la sensación y le impide el acceso a la conciencia recurre a una defensa que se denomina: «represión». No permite que, a partir de simples datos de los sentidos, haya un surgimiento de conciencia.
  • Interrumpir la consciencia: la persona puede experimentar algunas de sus sensaciones, pero no comprende que significan. Las señales que recibe de su cuerpo le son extrañas e incluso pueden provocarle miedo.
  • Interrumpir la energía o la energetización: se toma conciencia de lo que sucede, e incluso de lo que debería hacer. Sin embargo, no está en condiciones de desarrollar suficiente energía como para ejecutar lo que saben que les vendría bien porque la energía es bloqueada por miedo a sentir emociones muy fuertes como agresividad, ira, deseo sexual, amor, etc.… Las personas que procrastinan suelen interrumpir esta parte del ciclo.
  • Interrumpir la acción: la persona no logra trasladar sus impulsos a la acción. se disipan la energía en pensamientos donde pesan el temor al fracaso o al ridículo, al disgusto o a la reprobación de otros. No trasladan sus pensamientos a comportamientos.
  • Interrumpir el contacto: la energía se disipa por todos lados en vez de dirigirse hacia una función en particular. No puede actuar a propósito de algo. La persona está dispersa y distraída.
  • Interrumpir la retirada: la persona está permanentemente en contacto con lo que deseaba satisfacer y para ella supone una dificultad encontrar el momento para la retirada de la acción. La persona que interrumpe la retirada, se aferra al contacto más allá del punto de rendimiento óptimo y niega el cansancio o las sensaciones de fatiga. No sabe si ha recibido estímulo suficiente.

 

Actualmente, es fácil vivir distanciadas/os de nosotras/os mismas/os y necesitamos volver a nuestros procesos de autoconocimiento y detenernos un poco en ellos para comprender la manera de cómo estamos experimentando las situaciones de nuestra vida. Eso nos permite regresar a la confianza y a la sabiduría básica que todas las personas albergamos de nuestra propia experiencia personal, y este es uno de los grandes temas dentro de los procesos de terapia.

 

Irene Hernández Arriero

Psicóloga en Nara Psicología

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