El pasado día 26 de septiembre, se conmemora el día mundial de prevención del embarazo no planificado en adolescentes. El objetivo principal de este día es visibilizar la existencia de este fenómeno y concienciar de la importancia de educar sexualmente a la infancia y a la adolescencia.
La adolescencia es una etapa del ciclo vital caracterizada, en resumen, por un desarrollo de los caracteres sexuales primarios y secundarios, orientación hacia las y los iguales, diferenciación de la familia de origen para crear su propia identidad y déficit en el funcionamiento de las funciones ejecutivas (planificación, atención, percepción del riesgo, etc.).
Podría decirse que estamos ante unas personas adolescentes, con un cuerpo preparado y orientado fisiológicamente a la reproducción, muy interesadas en pertenecer al grupo (haciendo lo que haya que hacer), buscando relaciones de apego fuera de la familia, queriendo saltarse las normas que les marcan sus madres, padres y la sociedad para sentir que son diferentes a estos y con un cerebro que les pone dificultades para prever las consecuencias de sus acciones… Parece el momento de la vida perfecto para que se produzcan embarazos no planificados si no ponemos atención en educar para la prevención, ¿no?
Actualmente, nos encontramos en un momento social en el que, aunque se sabe de la importancia de la educación sexual, no se están poniendo los suficientes medios para que esta se pueda llevar a cabo de manera efectiva. Esto lo podemos ver, no solo en los embarazos no planificados, si no también en la manera de vivir la sexualidad, el deseo, etc.
Generalmente en las familias existe un tabú con respecto a la educación sexual y la sexualidad en general. No se habla con los hijos y las hijas de sexo y si se habla, suele ser simplemente para explicarles los métodos anticonceptivos que existen y la importancia de usarlos para prevenir el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual. Aún cuando se habla de esto, suele ser de una forma muy aséptica, sin acompañarlos a conocer su propio cuerpo. Con esta forma y “no forma” de educar sexualmente en las familias, les estamos transmitiendo, por un lado, que no se puede hablar de sexo y que es algo que hay que mantener oculto y, por otro lado, que se las tienen que apañar ellos y ellas solitas para obtener la información que vaya necesitando en relación con ese tema.
En los centros educativos, la educación sexual tampoco tiene un papel central, aunque suelen ofrecer talleres facilitados por educadoras y educadores externos al centro en los que principalmente se habla (una vez más) de anticoncepción y prevención de ETS. Bien es cierto que afortunadamente, cada vez más se está incluyendo una mirada amplia a la sexualidad en estos talleres, ofreciendo una información más completa. Aún así, un taller puntual no es suficiente para responder las necesidades que tienen las y los adolescentes.
Si en casa y en el centro educativo no les educan sexualmente, ¿dónde encuentran las y los adolescentes esta información? Os podéis imaginar que internet es el lugar más frecuentado por las y los adolescentes del siglo XXI para obtener esta información. Parece que uno de los lugares en los que más se documentan (sobre todo los adolescentes socializados como hombres) son los vídeos porno, en los que, por supuesto, los métodos anticonceptivos brillan por su ausencia o si se están utilizando, no se hace explícito en el vídeo. Películas, series, música… conversaciones con amigos y amigas que tienen más o menos la misma idea que ellas y ellos. Mitos culturales que hablan de “trucos” para no quedarse embarazadas… Os animo a que busquéis información en Google sobre mitos en relación con la sexualidad o sobre “trucos” para prevenir el embarazo. De esta forma tendréis una experiencia vivencial de la información a la que acceden los y las adolescentes en su necesidad de saber.
No podemos acercarnos a este tema sin contemplar la variable género, ya que atraviesa directamente generando una brecha gigante. La persona menstruante (generalmente identificada como mujer) es la que puede albergar en su cuerpo la nueva vida y sobre la que recae mucha más responsabilidad cultural y social de prevenir el embarazo y estigma y culpabilidad cuando el embarazo no deseado se hace efectivo. Por no hablar de que el hombre puede “desentenderse” de esto mientras que la mujer lo alberga dentro de sí, recayendo también sobre ella todo el peso social y cultural que implica no querer avanzar con el embarazo y decidir interrumpirlo. Además del peso social y cultural, también es inexistente la información acerca de la interrupción del embarazo y cuando las adolescentes se encuentran en esta situación, no saben cuál es el paso para dar, ni dónde acudir. Tampoco tienen información de qué opciones existen si deciden llevar a cabo el embarazo.
Por otro lado, estaría la reflexión acerca de los métodos anticonceptivos hormonales que actualmente están destinados solo a personas menstruantes y que se recetan sin una explicación del efecto que tienen sobre el cuerpo y el funcionamiento del ciclo menstrual.
Después de este análisis poco alentador de cómo está la situación actual en relación con este tema, quiero compartir que hace poco descubrí una nueva canción de un rapero que ha sido un gran referente de los y las adolescentes de mi generación y que en el momento de mi adolescencia sus letras dejaban que desear en cuanto a perspectiva de género y educación sexual. En esta nueva canción habla de una relación sexual y en una parte dice “te hago esta pequeña observación antes de ponerme el condón y empezar con el pum” (Kase O “Mitad y mitad”). Observar la evolución de las letras de algunos y algunas artistas, entendiendo la implicación social y educativa que pueden tener, me hace darme cuenta de que vamos avanzando a nivel social y que cada vez existen más referentes concienciadas y concienciados de la importancia de la educación sexual y la prevención de embarazos no planificados.
Aún así, sabemos que queda mucho camino por recorrer y aprovechamos el día de hoy para reivindicar la importancia de poner atención, medios y energía para seguir avanzando con el objetivo de que todos y todas las adolescentes puedan acceder a una educación sexual feminista, amplia e integradora que les haga más libres y conscientes de su cuerpo, sus necesidades y deseos.
Inés Alonso. Psicoterapeuta en Nara Psicología.