El próximo lunes 16 de noviembre se celebra el día Internacional del Flamenco. En Nara Psicología queremos aprovechar para dedicar algunas líneas a reflexionar sobre flamenco, danza y terapia. Aunque a priori puedan parecer conceptos muy alejados entre sí, veremos que comparten más similitudes de las que cabría imaginar.
Por un lado, entendemos el espacio terapéutico como un espacio creativo, puesto que cada persona que acude a terapia es distinta y no vale lo mismo para todas o al menos, no del mismo modo. Tanto en la terapia como en el aprendizaje de cualquier tipo de danza, los distintos elementos se entrelazan entre sí para acabar configurando una nueva producción. Cada proceso es único y eso es lo que abre el espacio a la creatividad.
Por otro, así como en el flamenco existen distintos palos (tangos, bulerías, alegrías etc.) también en la terapia podemos encontrar distintos enfoques (humanista, sistémico, integrador…). Cuando decidimos empezar terapia, tenemos que decidir desde qué enfoque queremos trabajar, al igual que una bailaora tiene que escoger el palo por el que va a bailar.
Continuando con esta analogía, tanto en el baile como en la terapia una de las primeras cosas que tendremos que hacer será plantearnos unos objetivos, relacionados con lo que queremos mostrar y con dónde queremos llegar. A partir de ahí, bailaora o terapeuta lo que harán será rescatar el material aprendido a lo largo de sus años de estudio para ir poniéndolo en juego a medida que el baile (o la terapia) se vaya desarrollando.
En este sentido, terapeuta y paciente son como músico y bailaora: el primero tiene que estar pendiente de los pasos que va marcando la segunda para ir tocando la música de manera que encaje con su baile único e improvisado.
Además de todo lo anterior, nos gustaría señalar que tanto la terapia como el baile pueden proporcionarnos numerosos beneficios, tales como fomentar la adquisición de conciencia corporal, desarrollar la imaginación y la creatividad, mejorar la gestión emocional así como la coordinación, el equilibrio y el control de impulsos o potenciar los niveles de atención.
Algunas de las tareas más importantes de la terapia, que tienen que ver con la autorregulación de la persona, como habilidad para relajarse, para respirar más profundamente o la estimulación de la integración sensorial pueden conseguirse también mediante la práctica de técnicas corporales como el baile. En este sentido, terapia y baile pueden verse como complementarios y pueden potenciarse mutuamente.
Por último, nos gustaría mencionar algunas experiencias de empoderamiento a través del flamenco con mujeres en situaciones de vulnerabilidad, que se vienen desarrollando desde hace algunos años en forma de Talleres de Autoestima Flamenca. La participación en dichos talleres fomenta la socialización e integración de las participantes y les ayuda a aumentar su confianza y seguridad en ellas mismas, mejorando el bienestar general y reduciendo sus niveles de ansiedad.
Por todo lo expuesto anteriormente, os animamos a seguir encontrando espacios terapéuticos y creativos que posibiliten el autocuidado y que os permitan seguir desarrollando una relación sana y placentera con vosotras/os mismas/os.
Autora
Elena Taranco Pérez
Psicóloga en Nara Psicología