¿Cómo estás? Muy cansada

Aunque pueda sonar a tópico, esta es una de las respuestas más comunes que escuchamos diariamente en consulta. Vivimos en la sociedad del cansancio, del no tener tiempo, de ir agotadas. Por eso se hace cada vez más necesario hablar de la necesidad de descanso y del sueño saludable.

La importancia del sueño para nuestra salud física, mental y emocional es constante a lo largo de toda nuestra vida aunque en sus diferentes etapas presente diferentes desafíos y necesidades. En la infancia necesitamos muchas horas de sueño profundo para procesar toda la información que absorbemos a lo largo del día. Según vamos creciendo la calidad de nuestro sueño se puede ver afectado por el estrés y las diferentes responsabilidades. Los cambios hormonales, las preocupaciones…también pueden influir en lo que nos cuesta conciliar el sueño o mantenernos dormidas toda la noche. Según vamos ganando años, cómo y cuánto dormimos también sufrirá variaciones, las personas mayores suelen despertarse con más frecuencia a lo largo de la noche.

Sin embargo y a pesar de todas estas variaciones las funciones de mantener un sueño reparador son las mismas a lo largo de nuestra historia. Necesitamos dormir para recuperarnos física y mentalmente. Necesitamos regenerarnos y dar la oportunidad a la mente para procesar la información, consolidar la memoria y restaurar los niveles de energía. El sueño también desempeña un papel fundamental en la regulación de las emociones. Cuando dormimos poco o mal estamos más irritables y sentimos niveles más altos de ansiedad y depresión. También se ve afectada nuestra capacidad cogntiva. Cuando descansamos bien somos más creativas, aumenta nuestra capacidad de concentración y gestionamos mejor el estrés.

Por todo esto es importante adoptar buenos hábitos de sueño y mejorar la calidad de nuestro descanso. Es importante establecer, lo que se llama, una rutina de sueño para regular el reloj biológico. Intentar levantarte y acostarte a la misma hora. La continua exposición a pantallas, sobre todo, antes de acostarte puede afectar a la producción de melatonina (la hormona que regula el sueño). Es aconsejable apagar todas las pantallas al menos una hora antes de ir a dormir. Establecer rutinas relajantes para preparar nuestro cuerpo y mente y generar un ambiente propicio para dormir también son facilitadores del buen descanso. Durante el día puede ayudarnos realizar algo de ejercicio, unos 30 minutos diarios, mantener hábitos alimenticios saludables y reducir el consumo de alcohol y cafeína. Como siempre recomendamos la meditación, las técnicas de respiración y el yoga pueden ser una vez más de gran ayuda.

Entreguémonos a Morfeo y no subestimemos el poder del descanso y sus efectos en nuestra salud física, mental y en la sensación general de bienestar. Si tienes cualquier duda o necesitas acompañamiento para profundizar en cualquiera de estos aspectos desde Nara estaremos encantadas de escucharte.

 

Carmen Cabrillo García

Psicoterapeuta en Nara Psicología

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