El perfeccionismo y la ansiedad pueden estar muy relacionados entre sí y muy relacionados también con un ritmo de vida exigente y unas dinámicas sociales de productividad que se imponen. Esto hace que cada vez se haga más difícil encontrar espacios sanos donde darnos permiso para parar, ir más despacio, cometer errores y poder aprender de ellos.
El perfeccionismo es un viaje sin descanso hacia lograr la mejoría constante, hacia la persecución de unos estándares demasiado altos, es un sobreesfuerzo que te empuja a no parar hasta lograr alcanzarlos, es una preocupación excesiva por la excelencia y su objetivo máximo es el éxito (lo cual no será posible en un gran número de ocasiones). No se contempla la posibilidad de que esos objetivos no sean realistas o difícilmente alcanzables y de esta forma, estamos poniendo una gran carga sobre nuestros hombros. Por la presión que se puede llegar a ejercer internamente, es fácil que acabe convirtiéndose en estrés y que se traduzca en miedo ante la incertidumbre, miedo a no ser lo suficientemente bueno/a o a que ocurran cosas que no seamos capaces de controlar. Es entonces cuando puede aparecer la ansiedad como un mecanismo de autodefensa ante situaciones que ponen en peligro nuestra integridad, y en su justa medida, es totalmente adaptativa.
Desde el perfeccionismo se trabaja duro para conseguir unas metas y a la vez, una vez alcanzadas, nunca se ven suficientemente realizadas o nunca se logra tener un sentimiento de satisfacción completo. Esa es una de las trampas que tiende el funcionamiento perfeccionista, ya que podemos observar como aquella perfección que se busca nunca acaba por llegar porque para la persona perfeccionista nunca es suficiente. Cuando esto sucede, aparece la frustración, sentimientos de desesperanza, estrés, ansiedad, seremos más susceptibles ante la autocrítica y desarrollaremos más inseguridades. También pueden derivarse comportamientos obsesivos y mostrar un comportamiento excesivamente controlador por miedo al fracaso.
Las características que pueden ayudar a identificar cuando un funcionamiento perfeccionista está siendo disfuncional y afectando negativamente a nivel psicológico, son las siguientes:
- Dificultades para finalizar proyectos: espiral de trabajo constante que hará que tareas más sencillas se alarguen en el tiempo y se presenten dificultades para finalizarlas.
- Comportamiento rígido y controlador: un gran miedo frente al cambio o a la incertidumbre por el miedo al fracaso da como resultado un comportamiento rígido, marcado por reglas a seguir o un metódico sistema de trabajo que no podrá cambiar.
- Dificultades para conectar con disfrute y placer.
- Autocrítica junto con inseguridad: si las cosas no salen como se esperaban se vivirá como un fracaso y habrá mucha frustración y autocrítica negativa por considerarse la principal culpable.
- Síntomas físicos del perfeccionismo y la ansiedad: dolores de cabeza, de estómago, problemas dermatológicos, o falta de sueño y cansancio.
Irene Hernández Arriero
Psicoterapeuta en Nara Psicología