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Nuevas masculinidades, ¿para qué?

A día de hoy, entendemos el género como algo que se construye social e individualmente. Tendemos a catalogar a las personas en función de si habitan un cuerpo de hombre o un cuerpo de mujer, y esperamos que tengan conductas acordes al papel que les damos. Todo lo que se escape de este ceñido esquema es rápidamente censurado. Hoy hablamos de “nuevas masculinidades”, aunque también las describimos a veces como “masculinidades híbridas” dado que no son nuevas, sino que han sido históricamente censuradas.

Ya desde nuestra crianza, los hombres solemos gozar de ciertos privilegios, pues en el entorno familiar:

  • Recibimos más cuidados de los que damos.
  • Tenemos mayor independencia y más tiempo libre.
  • Cuando realizamos tareas en casa son más valoradas.

A medida que vamos creciendo, estas diferencias se incrementan y aparecen otras. Algunas muy frecuentes son:

  • Ocupamos más los espacios públicos, hablamos más y más alto.
  • No sentimos tanto miedo al volver de fiesta.
  • Conseguimos puestos de trabajo mejor retribuidos y más valorados.
  • Nuestras opiniones suelen tener más peso.
  • Las relaciones sexuales muchas veces se centran en la penetración.
  • La promiscuidad es algo positivo y a conseguir.
  • Ejercemos la violencia más de la que la sufrimos.

La lista sería interminable, pero por todo esto y mucho más, el balance es positivo para los que habitamos un cuerpo de hombre. Para muchos no resulta para nada conflictivo y gozan de ese estatus de privilegio. Sin embargo, otros hombres se encuentran incómodos en esa posición pero les resulta complicado abandonarla: 

  • La forma de sustentar esta posición es reafirmarnos en la presunción de fortaleza y vigor. 
  • Hemos aprendido que las únicas emociones que podemos expresar tienen que ver con la rabia
  • Debemos ser autosuficientes en todo momento
  • Pedir ayuda es visto como síntoma de debilidad. 

Si a ello le sumamos la presión grupal de nuestros amigos, la tendencia al riesgo y la competición como medio para conseguir nuestras metas, nos encontramos ante una receta que tiene todos los ingredientes para generar sufrimiento, tanto a nuestro alrededor como hacia nosotros mismos.

Resulta urgente que comencemos a reflexionar sobre qué tipo de masculinidad queremos que sea la habitual en nuestro entorno. Nos toca dar un paso atrás para dejar espacio a otras expresiones, a un lado para apoyarlas y al frente para frenar situaciones de violencia.

 

Autor: Jacobo Blanco.
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