Cada 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer nos invita a reflexionar sobre los avances y los desafíos pendientes en la lucha por la igualdad de género. Este año, la cobertura mediática ha mostrado una vez más la fuerza de la movilización feminista y cómo esta impacta tanto en la esfera pública como en la salud mental de las mujeres. Desde Nara Psicología, hemos analizado las principales publicaciones en torno al 8M 2025 para entender qué nos dice esta jornada sobre la sociedad actual y cómo influye en el bienestar emocional colectivo.
El impacto psicológico de la lucha feminista
Uno de los aspectos más destacados por los medios es la dimensión psicológica del feminismo. En los reportajes se ha subrayado cómo la desigualdad de género, la presión estética y la violencia machista afectan negativamente la salud mental de las mujeres. La autoestima, la ansiedad y los trastornos alimentarios son solo algunas de las consecuencias de una sociedad que sigue imponiendo roles y expectativas dañinas.
Sin embargo, la otra cara de la moneda es el feminismo como fuente de empoderamiento y resiliencia. La conciencia colectiva y el apoyo mutuo ayudan a muchas mujeres a reconstruir su autoestima y a encontrar un espacio de validación emocional. Participar en las movilizaciones del 8M, compartir experiencias y formar parte de redes de apoyo fortalece la sensación de pertenencia y seguridad. En este sentido, el movimiento feminista no solo busca cambios estructurales, sino que también funciona como un motor de bienestar emocional.
Las mujeres en la sociedad actual: avances y desafíos
La cobertura mediática de este 8M ha sido clara en reconocer el papel clave de las mujeres en la sociedad actual. Se han celebrado los avances en igualdad de oportunidades, la mayor presencia femenina en espacios de poder y los derechos conquistados en las últimas décadas. Sin embargo, la narrativa predominante insiste en que aún existen barreras significativas, como la brecha salarial, la sobrecarga de trabajo no remunerado y la persistencia de la violencia de género.
Las cifras reflejan que la igualdad aún es un objetivo por alcanzar: en España, las mujeres ganan un 20% menos que los hombres, y en el ámbito empresarial solo un pequeño porcentaje ocupa cargos directivos. Estas desigualdades no solo tienen consecuencias económicas, sino también psicológicas. La carga mental de las mujeres, derivada de la conciliación entre trabajo y familia, y la lucha constante por el reconocimiento profesional, genera altos niveles de estrés y agotamiento emocional.
Desde la psicología, sabemos que estas situaciones pueden derivar en síndrome del impostor, ansiedad y depresión, especialmente cuando el esfuerzo constante no se ve reflejado en un reconocimiento justo. Por ello, el 8M no solo es una jornada de protesta, sino también un recordatorio de la importancia de atender la salud mental de las mujeres que enfrentan estas dificultades a diario.
Las manifestaciones del 8M: su efecto en la conciencia colectiva y el bienestar emocional
Las movilizaciones del 8M tienen un impacto profundo en la conciencia social y en la salud mental de quienes participan. La sensación de unidad y sororidad que se genera en estas marchas actúa como una válvula de escape emocional, permitiendo a muchas mujeres transformar el dolor y la frustración en fuerza y determinación.
Los medios han recogido testimonios de mujeres que encuentran en el 8M un espacio de sanación y reivindicación. Sentirse parte de un movimiento global ayuda a combatir el aislamiento y la sensación de impotencia frente a las injusticias diarias. Desde la psicología social, sabemos que los movimientos colectivos generan un efecto motivador, reforzando la identidad y la autoestima de quienes se involucran.
Además, el recuerdo colectivo juega un papel clave en la consolidación de los derechos conquistados. Como bien señalaban algunos medios, “sin memoria feminista, podemos perder todo lo conseguido, incluso la democracia”. Esto resalta la importancia de seguir construyendo un relato histórico que sirva de inspiración para las generaciones futuras.
El camino hacia la igualdad: celebrar logros sin olvidar los retos pendientes
El 8M 2025 ha dejado claro que, aunque se han logrado avances, aún existen múltiples desafíos. En varios países, los derechos de las mujeres enfrentan amenazas de retroceso debido a movimientos ultraconservadores. La violencia de género sigue siendo una realidad alarmante y la feminización de la pobreza continúa afectando a millones de mujeres en todo el mundo.
La lucha feminista nos recuerda que el bienestar de las mujeres no puede desligarse de su contexto social. Las desigualdades estructurales generan un estrés constante que impacta la salud mental, pero también existen herramientas para afrontarlo: el apoyo mutuo, la educación emocional y la terapia psicológica son recursos fundamentales para construir una sociedad más equitativa y saludable.
Desde Nara Psicología, invitamos a reflexionar sobre la importancia del feminismo no solo como un movimiento político, sino también como una herramienta de bienestar emocional. La lucha por la igualdad es también una lucha por la salud mental de todas las personas. Porque el futuro será feminista, o no será. 💜