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Lo que hacemos las psicólogas: sobre todo cuando parece que “no hacemos nada”

Tras unos cuantos años de dedicación a la psicoterapia (como psicóloga y como paciente) me he dado cuenta de que, durante una parte fundamental del proceso psicoterapéutico, parece que las psicólogas “no estamos haciendo nada”. 

Es habitual escuchar a personas decir cosas como “llevo ya un tiempo de terapia en el que no hacemos nada, solo hablo de lo que me pasa”. También me he encontrado a mí misma pensando y dudando sobre si la psicoterapia tendría que estar más enfocada a la acción o si lo que estaba ofreciendo a las personas que acompañaba era suficiente.

Esto me llevó a recordar un libro de Naomi Stadlen que se llama “Lo que hacen las madres: sobre todo cuando parece que no hacen nada”, que aborda todos los aspectos relacionados con las acciones sutiles e invisibles que tienen que ver con brindar un espacio de escucha activa a las necesidades,  contener, aceptar y mentalizar la emoción del bebé, estar ahí dándole seguridad… todas esas cosas que se hacen desde la quietud y la parte energética más yin (concepto del taoísmo, siendo el yin la parte tradicionalmente asociada al género femenino, identificada con la quietud, la receptividad, la calma, el estar, la no acción, la introspección, la intuición). Si, todo eso que tienes que seguir haciendo cuando tu bebé tiene 4 meses y te obligan a volver a trabajar ocho horas al día. 

Uno de los principios del patriarcado ha sido denostar por completo todo lo tradicionalmente asociado a lo femenino, como si tuviera menos valor. Así, todo lo que hacen las madres cuando “parece que no hacen nada”, se ningunea e invisibiliza, cuando en realidad es la base del funcionamiento emocional sano y de la supervivencia como especie. 

Y yo, que me considero feminista y que el feminismo atraviesa profundamente mi manera de intervenir en psicoterapia, me he observado a mí misma invisibilizando todo lo que hago y hacemos las psicólogas cuando parece que “no hacemos nada” (salvando las distancias obvias entre ser madre de un bebé y ser psicóloga de personas de todas las edades).

Así que, desde este texto quiero reivindicar que todo lo que se ofrece en el espacio psicoterapéutico y lo que, en mi opinión, más ayuda a las personas a sanar, ocurre cuando creemos que no está pasando nada: cuando se está generando un vínculo de confianza y seguridad, cuando se nos escucha activamente y sin juzgar, cuando se nos ofrece un espacio continuado, constante, reservado únicamente a nosotras por ser nosotras, cuando se nos ayuda a poner el foco en algunos aspectos, a ver más allá y a darnos cuenta, simplemente con una mirada, con una palabra, con un abrazo. Cuando tenemos a una persona que está ahí para nosotras, para cuidarnos, para vernos y acompañarnos en la vida. Para ayudarnos a ver lo que no podemos ver y recordarnos lo valioso que hay en nosotras. 

 

Inés Alonso Apausa

Psicoterapeuta en Nara Psicología

 

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