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MI PROBLEMA ES QUE NO TENGO AUTOESTIMA

¿Cuántas veces no hemos pensado esto?, ¿cuántas veces no se lo hemos escuchado a alguna amiga? “Esto de la autoestima” se ha convertido en una palabra incluida en nuestro lenguaje común, en las revistas con test de autoayuda. Un poco manoseada, vaciada de contenido y muchas veces utilizada en pro del individualismo, del “tú sola puedes”.

La autoestima tiene que ver con la valoración que hacemos de nosotras mismas, con la capacidad de sentirnos valiosas, competentes, con la capacidad de afrontar las dificultades que sí o sí nos traerá la vida. Por eso, nuestra autoestima no es igual ni es fija a lo largo de nuestra historia. Ni siquiera es algo que tengamos o dejemos de tener. Se parece más a un continuo que va de arriba a abajo en función de las circunstancias.

Y esto, como se puede intuir, no se construye a base de mirarnos al espejo y repetirnos lo valiosas y guapas que somos (que mejor decirnos eso que no lo contrario). Tenemos una historia personal y hemos sido socializadas en un contexto concreto. Si no ¿cómo se explica que muchísimas mujeres de nuestra sociedad, y me atrevería a decir que, de una gran cantidad de sociedades, no terminemos de sentirnos a gusto con nuestro propio cuerpo?, ¿cómo se explica que en muchos casos las mujeres afro obtengan indicadores más bajos en autoestima? Parece que no sólo valen los mensajes más o menos amables que nos demos a nosotras mismas y es que lo de la AUTO-ESTIMA a veces puede ser una trampa.

Somos seres profundamente sociales e interdependientes. Casi todo lo que hacemos lo hemos aprendido de otras y otros o con ayuda, desde las cosas más mecánicas (montar en bici, cocinar, leer) hasta las más profundas (nuestra manera de vincularnos, de querer, de cuidar, de entendernos y entender al resto…). Por eso nuestra estima está relacionada con cómo fuimos queridas y miradas desde que llegamos al mundo y con la mirada que el mundo tuvo y tiene sobre nosotras.

Esto no significa que nosotras no podamos “hacer cosas” por desarrollar una autoestima que nos permita ir confiando más en nosotras mismas, en nuestras capacidades de afrontar las dificultades (resiliencia). Al fin y al cabo, una autoestima más saludable. Sin olvidarnos de que somos únicas, singulares, y que no hay recetas ni vale el café para todas.

Por eso es importante conocernos. Saber de nosotras. De nuestras fortalezas y nuestros lugares de vulnerabilidad. Poder darnos tiempo y escucharnos. Escuchar nuestras emociones y caminar hacia la aceptación. Y esto ya no es fácil, no sólo por nuestras resistencias, porque a veces duele, si no porque a veces no hay tiempo y la carga es mucha.

Sabiendo más de nosotras, entrando más en contacto con nosotras mismas, nos será más fácil valorar nuestros éxitos, los grandes y los pequeños, sentirnos orgullosas, reconocer y aprender de nuestros errores y pensar en objetivos alcanzables.

Pero ya hemos dicho que solas no podemos, que lo de “auto-estima” es un poco trampa. Por eso, es igualmente importante buscar rodearnos de personas que nos quieren y nos valoran. Buscar y cuidar espacios donde nos sintamos seguras, queridas, libres de violencia. A veces esto tampoco es fácil. Recuerda lo que decíamos anteriormente, somos fruto de una biografía y vivimos en un contexto concreto.

Ojalá vayamos encontrando nuestra propia, única y singular manera, de sentirnos valiosas.

Si ves que todo esto te está resultando demasiado difícil puedes pedir acompañamiento profesional. En Nara estaremos encantadas de recibirte.

Foto de Ben Iwara en Unsplash

Carmen Cabrillo García

Psicoterapeuta en Nara Psicología 

 

 

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