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¿Por qué es necesario el enfoque de género en la prevención del suicidio?

En la actualidad, el Ministerio de Sanidad ha puesto en marcha el teléfono 024 de atención 24 horas para la prevención de la conducta suicida debido al incremento de casos en el año 2020 (último año en el que hay cifras recogidas por el Observatorio de Suicidio en España). Este incremento se ha dado sobretodo en población joven y en las mujeres. Cada día se suicidan 11 personas y se ha convertido en la primera causa externa (no natural) de muerte. Parece que una de las posibles causas es que la Covid-19 y el confinamiento habrían provocado un aumento de sintomatología relacionada con depresión y ansiedad. Además, es la segunda causa de muerte en la población joven (15 a 29 años) después de los accidentes de tráfico.

El suicidio ha sido un tema tabú que silenciaba a las personas con ideas o planificación suicida. En la actualidad, se empieza a hablar de ello y es el comienzo para poder eliminar el estigma, el silencio y el aislamiento previniendo esta conducta. Además, se ha comprobado que hablar de ello de forma respetuosa y responsable, no lo promueve sino que lo previene.

Aún con el incremento del suicidio en las mujeres en el 2020, de las 3941 personas que se quitaron la vida, un 74% fueron hombres (2938) y un 26% mujeres (1003). Las mujeres se suicidan tres veces menos que los hombres, sin embargo, las mujeres tienen más tentativas de suicidio que no acaban con sus vidas.

Para entender estas cifras, tenemos que introducir la perspectiva de género, que tiene en cuenta la socialización diferencial hegemónica en hombres y mujeres y los estereotipos tradicionales construidos socialmente que atraviesan todos los aspectos de nuestra vida y generan privilegios, desigualdades de poder y violencia de género. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud confirma que el género afecta a la salud mental de las personas ya que condiciona de forma directa las experiencias que viven.

Debido a la estructura patriarcal en la que vivimos y al modelo de masculinidad hegemónica, a los hombres se les sigue enseñando desde niños que deben contener sus emociones, que no pueden llorar, que no pueden mostrar tristeza, incertidumbre, ni conectarse con su vulnerabilidad y al no tener ese espacio, pueden tener más dificultades para ser conscientes de lo que les pasa, expresarlo y pedir ayuda a personas de confianza o a profesionales. Esto sucede especialmente en síntomas relacionados con la depresión y ansiedad, por lo que no se les diagnostica y aumenta el riesgo de suicidio. Sin embargo, tienen más legitimidad social para la expresión de la rabia y la ira a través de la violencia. Estos dos factores pueden ser un detonante de que las cifras de muerte por suicidio en hombres sea el triple que la de las mujeres ya que utilizan métodos más violentos, agresivos y letales que terminan acabando con sus vidas.

“La OMS confirma que los hombres son menos propensos a pedir ayuda psicológica y acuden menos al médico por lo que no se diagnostican y no reciben la atención adecuada.”

Además, los hombres tienen un mayor número de diagnósticos relacionados con abuso de sustancias, como alcoholismo, que parece relacionarse con no pedir ayuda y recurrir al alcohol u otras drogas para evitar el malestar, generando un incremento del riesgo de suicidio.

En las mujeres, la depresión, está el doble de diagnosticada que en hombres. Esto parece relacionarse también con el género, debido a que el rol tradicional permite a las mujeres mostrar su tristeza y angustia y pedir ayuda a relaciones de confianza o profesionales. Podría ser un factor de protección frente al riesgo de suicidio. Sin embargo, la agresividad, la rabia o las conductas violentas están más censuradas y estigmatizadas que en el rol masculino tradicional.

Asimismo, las mujeres tienen el doble de probabilidad de ser diagnosticadas con síntomas relacionados con el estrés postraumático debido a la violencia de género de las que son víctimas y a las agresiones sexuales en la infancia (cuya probabilidad es más alta naciendo niña).

Además, sufren desventajas socioeconómicas y desigualdad en ingresos y en roles de poder, igualmente, suelen tener la responsabilidad de los cuidados en la familia que puede generar mucha tensión y ansiedad en ellas. Toda esta violencia que sufren puede estar relacionada también con estas altas cifras de diagnóstico y con mayores intentos de suicidio. La Confederación Salud Mental España elaboró un informe en 2018 que advertía que la causa del 25% de los intentos de suicidios en mujeres estaba en la violencia de género.  Hay otros estudios que revelan que el 80% de las mujeres víctimas de violencia de género ha pensado en suicidarse. 

“La OMS revela que uno de los factores de riesgo que tendría que abordar la prevención del suicidio es la actuación frente a la violencia de género”.

Por todos estos motivos, necesitamos un Plan de Prevención del Suicidio con enfoque de género que atraviese toda la complejidad de este fenómeno, desde la escuela, las familias, la sociedad y en la que la salud emocional, la petición de ayuda y la erradicación de la violencia de género sean objetivos prioritarios.

Si tienes pensamientos relacionados con quitarte la vida hay varios recursos que pueden ayudarte:

  • Llama a la vida: 024
  • Teléfono de la Esperanza: 717.003.717.
  • Emergencias: 112

Bibliografía:

https://amecopress.net/La-realidad-invisible-del-suicidio-de-victimas-de-violencia-de-genero-Queria-morir-para-poder-no-pensar-no-sentir

https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20201008/483896951374/genero-influye-salud-mental.html
https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-47694296

https://www.fsme.es/observatorio-del-suicidio-2020/

Por qué es necesaria la inclusión de la perspectiva de género en los planes nacionales de prevención del suicidio

 

Paloma García Bas

Psicóloga Sanitaria. Num. Col. M-35674

Ilustración: Ana Yáñez.

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